Es como ver, salvando la distancia,
desde la ensenada de mi casa vieja en el cerro:
y ver la explanada
San Cayetano, Barbones, Santoyo,
y, más allá, cementerio El Ángel, El Presbítero Maestro.
Heme aquí, pues, en mi sueño por Jerusalen:
Desde Los Olivos baja y asciende El Valle Verde de Kidrón
vese en primer plano el largo muro que la contorna
sobresalida, la
Iglesia del Santo Sepulcro
A cuyos flancos vese el
Cementerio Muslime
que se le distingue
por sus lápidas color mármol
blanco.
En la esquina izquierda El Pináculo del Templo.
Dentro del Muro
un jardín amplio, largo y frondoso.
Vese magnifica la mezquita El-Agsa (cueste a quien le cueste:
hermoso edificio con su domo sobre firmes columnas);
tras el, El Muro de los Lamentos, La mezquita de Moar
y el largo
edificio de Los Hermanos de Sion.
Regreso, por el Valle de Kidrón una pista la escala en
diagonal
entra por afuera del Muro izquierdo a la Nueva Jerusalén;
pero por ahí esta el Cenade, lugar de La Ultima Cena
y cerca ha él, otra
iglesia, la de La Dormición.
La parte posterior del muro ya no lo veo por los
edificios modernos
pero se logra ver parte de La Torre de David y La
Iglesia Luterana.
El flanco
derecho abre una puerta que lleva al
Jardín de Getsemaní.
Quiero bajar desde mi atalaya hasta el fondo del Valle
de Kidrón
Para luego subir, por la vereda, el valle verde
y entrar por la puerta donde un Hombre hace dos
mil años atrás
envuelto en
santidad, un Domingo de Ramos, entró para salvar .
Pero no soy merecedor de tal galardón y mi sueño se acaba.
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