lunes, 7 de abril de 2014

Dios no siempre es amor

No puede decirse que dios es amor, siempre, ¿puede tener un dios amor cuando los elegidos gocen del cielo prometido, estén en el paraíso y vean a los condenados, por siempre, sufrir en las canteras del infierno?
¿Se puede  ser feliz en esta vida cuando a nuestro alrededor  infelices buscan, apartando a los perros callejeros, peleando contra ellos, en el conteiner de basura, botellas descartables, latas bacías de atún para vender en el almacén de chatarra?
¿O, cuando la mujer abandonada y con hijos sin que el Estado les ayude ni a ella ni a ellos opte  traficar con su cuerpo y, luego, adquirido el sida, se quite la vida con los suyos para que no sufran porque sabe muy bien que el Estado no velará por ellos? ¿Se puede ser feliz cuando al viajar en el bus escuchamos, previamente, de esa misma mujer sus lamentos?  ¿Qué tipo de amor es ese  que dios ayuda a los que más tienen en desmedro de la mayoría; y nos calla la boca prometiéndonos una vida celestial después de la muerte? ¿Tan impotente es ese dios que, aquí,  a los pobres, no les puede dar una milésima parte del paraíso?
Tendríamos que ser muy insensibles, egoístas, para festejar ante  la penuria ajena. Desgraciadamente los hay que más ahonda nuestro desconsuelo porque estamos susceptibles a creer que no habrá castigos para los ricos.
O si lo hay,  se me da a pensar que será implacable en el juicio final, dios,  con aquellos que pensamos así y nos dará una patada para caer en el río de los infiernos.



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