El problema para
el que escribe puede ser el entorno inmediato , los demás integrantes de
la casa que no le comprenden. Generalmente el que despluma lápices quiere hacer su trabajo de incógnito y no necesita
a nadie más en su mesa, este enclaustramiento es supuesto por el entorno como ejercicio
de vagancia o ser afecto a pornografía o
juegos por red. Esta malhadada vecindad nos presiona a sincerarnos (Yo no lo hago): ¡Quiero
ser escritor! ó ¡Me gusta escribir! Esta
revelación es motivo de escarnio y burla
que los anticuerpos buscaban. A partir de ahí cualquier desavenencia en casa se
rompe por el lado débil , tiene la culpa el
que se cree escritor.
Pero como el oficio de escribir es generalmente una afición y devoción no se tiene reconocimiento alguno, menos una paga, irrumpe del bando déspota con la presión: ¿Y,
cuando …te llegará la fama?¿Y cuando ganaras un premio? Y con la
presión no se puede escribir.
En este país, diría mejor, en este barrio donde vivo
los oficios simples es
mejor que estar lidiando en una mesa con un papel y
una pluma. El oficio de escribir no es como el gasfitero que hace su trabajo y
trae dinero a casa. Podría decir que en
mi barrio en cientos de casas a la redonda no habrá más de dos o tres que escriban, por
supuesto no me refiero al joven que tiene una esporádica consunción en escribir
a su enamorada, o al profesional en redactar documentos,
contratos o litigios, no.
Será por eso que muchos que luego fueron significativos
escritores peruanos en su juventud fugaron del país. Mejor se escribe sobre el Perú
fuera de el . En este país no se puede escribir solo por el gusto de escribir a
no ser que te cierres en tu empeño o vivas solo. En mi casa de Los Claveles a
pesar que tengo hijos ingenieros y libros de obras de famosos autores de literatura
nadie tenia el oficio de interpretar lo que el alma reclama . En esta casa donde
estoy actualmente, igual , más bien, soterradamente, me sugieren que visite
un psicólogo o psiquiatra : Yo lo hago –me dice mi hermana- y no quiere decir que estoy
loca, ¿porque no puedes ir?
Se molestan cuando
estoy encerrado en mi cuarto y no comparto oír su vano ego o acudir a
su eterna y mediocre confraternidad
pueblerina.
Sin duda, el
oficio de escribir es ser incomprendido.
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