martes, 29 de abril de 2014

Genaro Delgado Parker

Genaro Delgado Parker, el que vendía televisores…Su padre Genaro Delgado Brandt tenía una emisora de radio, tres hijos: Genaro, Manuel y Héctor.
Por esos años, fines de los cincuenta,  Genaro y Héctor  se empeñaron en construir la televisión más grande del país: Panamericana televisión. Manuel se quedó con la radio de  papá En un primer momento la impresión es que los hermanos mayores se propusieron quedarse con el proyecto mayúsculo: la televisión y dejan al hermano menor  Manuel con la radio pequeña de papá, pero la vida da vueltas.
Héctor trajo un inversionista para el proyecto: don Isaac Lindey, de Inka Kola, y Genaro  convenció a la Philipis que le daba50 dólares por cada televisor vendido en el Perú.
En octubre de 1959 Panamericana inició su trasmisión.
En 1989 Alan García llevaba al país a la catástrofe. Héctor era amigo y compadre de Alan, en cambio, Genaro Delgado Parker era contrario a la política de Alan y apoyó a Mario Vargas Llosa. Lindey vendió sus acciones a los hermano Parker.
 Héctor y Manuel pensaron sacar de la dirección de Panamericana a Genaro  pero sucede que en 1989  Héctor fue secuestrado por MRTA… siete meses. Por ese tiempo un periodista preguntó a Genaro  qué podía hacer por su hermano secuestrado. Genaro solo respondió: rezar.
Genaro sin consultar con sus hermanos  incursionó en el negocio de los celulares y la televisión por cable, negocios que  tuvieron éxito y los hermanos desplazados  empezaron a reclamar a Genaro  por haber invertido el dinero de Panamericana porque también eran  socios. Genaro no les dio ni un real.
Después llegó la época de las vacas flacas para Genaro. En sus buenos tiempos decía: El dinero está en la mente. Cuando entró en problemas  solía  decir: las deudas viejas no se pagan y la nueva se deja envejecer.
En 2002 se formó el frente de defensa de acreedores de las empresas de Genaro Delgado Parker, sobre todo,  de Panamericana televisión
En 2003 Genaro  subió a lo alto de la antena de global, otra de sus empresas flojas, para llamar la atención sobre su caso ante un determinado juez que le arrinconaba.



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