lunes, 28 de abril de 2014

Gilda

Gilda
Rita Hayworth interpretando a Gilda ¡que hermosa! , gozo mirando esas películas antiguas y me sorprende que no le hayan dado un óscar por esta interpretación. Además canta y baila muy bien en esa cinta.
En la secuencia, casi final de la película (al salir yo del Icpna, la sala limeña donde en copias nuevas exhibían un ciclo sobre Rita Hayworth me encontré tarareando aquella canción de la película,  en la calle, en medio de vitrinas fosforescentes que las tiendas vendían:  laptop, tablet y se oía la pérfida   danza del caballo de PSY que, aun así, no me quitó mi embeleso.)
http://www.dailymotion.com/video/xq5xu_gilda-1946_music

Gilda vuelve  al casino  en Buenos Aires, Argentina, de propiedad de su desaparecido marido  pero lo regenta  Johnny Farrell (Glenn Ford)  un jugador norteamericano, cotarraneo de ella con quien tuvo en EEUU un afaire (el mundo es un pañuelo dijo alguien) y  habiendo quedado viuda se casa con Johnny  pero en una relación tormentosa  que Rita huye a Montevideo para trabajar en un cabaret donde conoce a un millonario quien le ofrece matrimonio y ella acepta por despecho pero para la consumación tiene que divorciarse de Johnny  en Buenos Aires, por lo cual, regresa a Argentina y, ahí, en el casino, se entera que aquél millonario  es un patán  empleado de Johnny , entonces, ella entra en rabia. No entiende a Johnny  a quien, a pesar de todo, quiere pero él demuestra una frialdad exterior y a pesar urde para hacerla regresar.
Gilda recuerda  cuando le era infiel a su primer marido  utilizaba a Johnny  como alcahuete (este era empleado de aquel) pero, en el fondo,  era para darle  celos a Johnny que  se comportaba tan impasible que una vez  dijo: Yo te obedezco, Gilda, pero a usted le trato como la ropa que se lleva a la lavandería y la regreso a su amo.

En la secuencia, pues, ella, llega al casino ahora de Johnny como se dijo se entera de cómo están las cosas. Entonces sube al escenario y se dispone a cantar y en la melodía, Put the Blame on Mame vive todo el drama que sufre interiormente bajo la careta del susurro, la mirada, el movimiento –Baila un instante  (¡qué bien baila!) – y  la seducción que le emana por los poros acompañado por una orquesta magistral. Se quita un guante que era una ofensa en la sociedad pacata de ese tiempo , se quita los aretes y la gente pide más y más; y ella se solidariza pero se apena, coqueta,  que no puede quitarse la cremallera de la espalda del vestido y pide al auditorio si habría alguien que le ayudara.  Pide provocativa y los hombres se afanan  desvestirla y suben al estrado y ella permisible se deja … Johnny  que observaba todo baja de su tribuna y a empellones rescata de los hombres a Gilda. La carga y la va bajando del tablado y ella sin inmutarse sin perder la sonrisa, bonachona reparte besos volados a sus seguidores… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario