Séptimo Cielo, marzo del 2014
Señor Alan Ludwig García PérezEn primer lugar, eso de que los hice a mi imagen y semejanza es una autocomplaciente mentira de muy viejo cuño. Usted es una prueba fehaciente de lo que digo.
En segundo lugar, me parece un exceso intolerable que usted vuelva a enredarme en sus cuitas terrenales.
¿Qué yo guié su mano para que usted firmara los narcoindultos? (1)
¿Que yo decidiré si a usted lo inhabilitan o no en el en congreso de su país?
¿Que yo estoy, en fin, detrás de todos sus actos?
Mire, señor García, para citarle algunos ejemplos de fácil entendimiento: aquí en el cielo no hemos visto jamás un Mirage (2) Ni sabemos de aquellas almas, seguramente pecadoras, que usted hizo viajar intempestivamente desde los penales (decenas de presos muertos para sofocar una motín); y ni siquiera supimos que era un Inti, la moneda estratosférica que usted hizo volar hasta las proximidades de estos reinos. Lo que mi secretario Pedro y yo si sabemos es que jamás tuvimos que ver con usted. Ni cuando era joven, agnóstico y masón, ni ahora, cuando le dice a todo el mundo que habla conmigo, que tiene trato cordial y cotidiano con estas esferas y que se siente amparado por nuestros designios y nuestra protección…
Le solicito señor García que no me siga nombrado ni manoseando. Ni usted es divino ni yo soy aprista. Nada tengo que ver con sus miserias morales o con su riqueza inexplicable y, como comprenderá, según dicen todos que yo guio su mano es una calumnia y blasfema digna de las mas fulminante excomunión. Su mano, señor, incluido sus curvadas prolongaciones ungulares, es de su exclusiva y penal responsabilidad
Muy atentamente
(1)Cuando fue presidente firmó actas de
liberación de presos sentenciados
por tráfico de drogas –previo pago de dinero, que hoy investiga el
congreso- so pretexto de deshacinar penales ¿Pero porque no indultó a los presos enfermos o aquellos, sin peculio, llevan tantísimos años abandonados sus casos?
(2) Alusivo a
la venta de los aviones destinado al Perú pero en el camino fueron vendidos, sospechosamente, a un tercer país.
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