miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cajita de fósforo

La noche está fría,    más fría mi alma
a pesar del humeante café
a pesar del fogón encendido 
-chicharrones sancochando-  
cerca a la puerta    cerca a mi mesa                      
en el café bajo el puente,  tengo frío
tengo miedo me de un sacudón el viento   
cuando salga a la calle

Lío un cigarro,    lo pongo en mis labios
busco la cajita de fósforos
en el bolsillo de mi saco
encuentro sólo un palillo    lo enciendo
(Últimamente fumo mucho)  e inhalo profundo
Humea lo recóndito de mi nombre  macilento
Exhibo  canas    color  humo del tabaco
escribo mi pena   mi expiación    mi dolor:

Trazo en una servilleta que cojo al servilletero
la doblo varias veces  cinco, diez, que se yo
Introduzco  mi pecina en la pequeña cajita
 y me despido de la mesa   del dueño  del café
de la loseta de la calzada
de la baranda sobre el rio
de la vía evitamiento que invita

El mozo del café   lo echará al tacho;
 a no ser que antes  una pareja de enamorados
 repare en él , y curioso la célibe lo hurgue 
 y desdoble la dejación:
Algún día estuve como ustedes
llano feliz acomedido henchido,
sin embargo, la dicha no es eterna, 
si la tienen,   por dios , presérvenla
y no como la mía qué,
murió  temprano abortado a golpes:
Engaños mutuos , traslape de fracasos
y, hoy, vegeto amortajado al silencio.

El rostro quemado

            
Una joven mujer poco antes de casar
en su rostro bello  sufrió quemadura
Convirtiéndo antifaz de lo que era

Sufrió mucho, acordó a su novio escribir
"No soy merecedor de tu compañía,
exijo repruebes el matrimonio pactado
y busques otra mujer que te merezca".

 Responde él después de prudente tiempo:

- Pensé bastante  enterarme lo infausto
ahora, eres tú, mujer quién debe decidir:
¿Te casarías con un hombre casi ciego?
No te dije, en realidad, casi no miro nada
Hasta puedo decir: soy ciego en totalidad.
Si te casas conmigo Dios nos dará consuelo
y sabré hacerte feliz con mi ceguera

Y se casaron, ella con la faz mancillada
Y él, ciego, en ceremonia sencilla
Y felices pasaron veinte largos años.
Ella oficiaba de destrón lazarillo   
y él la llenaba con amor acendrado.
Hasta el día que sin pena ella murió,
y él inmediato recobró la vista
Asombrados  todos los que le conocían
preguntaron cómo se hubo recuperado
Y él respondió:
- Yo nunca perdí la vista, fingí estar ciego
Mi amor era tan intenso por ella
no quería causarle dolor, advirtiera
 que le miraba su rostro quemado.
                              (Adaptación emisión radial)                                       

             

martes, 27 de septiembre de 2011

La hipoteca

Gastón había advertido hacer las bodas de oro de sus padres ancianos, esperaban expectantes, en silencio, pago al sacrifico de criar a Gastón y sus hermanos  Pensaba hacer la fiesta en la casa nueva, en el terreno adquirido el año pasado, justamente, había acabado  pagar sus cuotas.
Participó a suegros y cuñados que vivían en la sierra llegaran  a mediados de diciembre para la gran fiesta.
Por lo menos, quería, una sala grande en el primer piso Eso pensaba eso quería Pero el pago del terreno acabó sus ahorros,
Se endeudó y fracasó en su negocio Ora tenia deudas y el compromiso de las bodas de oro
- Anda al Banco- le sugieren- pones el terreno de aval
Va. Le piden los últimos tres balances si es independiente
-  Solo quiero hacer una salita -dice-Doy mi terreno de resguardo
- No nos interesa tu  terreno - responde parco, el funcionario-
Solo queremos saber tus ingresos Si no tiene balances no eres sujeto de crédito.

Septiembre, falta poco para diciembre  Alguien les dice que en tal lugar prestan sin mucho rollo
Va. Le exigen garantía  hipotecaria El interés es leonino
Gastón piensa tanto que le sale humo por las orejas  Sus padres están viejos, tal vez, el próximo año ya no estén juntos ...
¡Qué mierda! doy la hipoteca -se decide.
¡Ay, Gastón! no sabes en lo que te metes.

El chapo, su triste hisotoria

Primera vez que me acompañó el Chapo
a la escuela de mi niño a quién llevaba
al volver tuve que llamarlo varias veces,
más, con su pequeño amo porfió entrar
(ignoraba: el plantel no permite mascotas)
tuve que pedirle al conserje lo sacara

De vuelta, varias veces le llamaba
cuando a cualquier calle se metía
(Me pesé no traerlo con  la correa
cuando me di cuenta él nos seguía
y tenía apenas unos días en casa)

Cuando llegamos a la calle fluida
Chapo siguió de frente,  quedé perplejo
Pensé  -ahorita le aplasta el carro-
Vio a un lado, un carro se acercaba
en vez de aligerar y sortearlo,
a mi grito, optó volver donde estaba
Me vio triunfante moviendo su cola
cuando eludió al rampante auto, como
diciendo: ¡No pasa nada, amo, soy agilito!
-última mirada feliz grabada a  mi retina-
sin saber que el camión que venia atrás
                                             le  aplastaría

¡Snif! ¡Ni un  ladrido de adiós pudo dar!
Quedó Chapo  hecho una pasta de sémola
El chofer siguió de frente, ni se inmutó,
tan pequeño, que ni se habrá dado cuenta

No podía  dejarle en medio de la pista
Era el trayecto de regreso de mi hijo
¿Qué emoción tendría ver  a Chapo muerto,
ora, repasado como manga una y cien veces?

Lo cogí  por las patas y lo llevé una cuadra
Sabía que  atrás del complejo deportivo
había  acopio de  desmonte de construcción,
sin pala, en vez de cavar lo cubrí con piedras
¡Pobre Chapo!, tenía pocos días con nosotros
mientras le rezaba la oración de los perros
inquiría si tendría alma y me estaría viendo
¿Qué le diría a mi hijo cuando  preguntara?
¿Decirle la verdad, o que se había escapado?

Justo, cuando el último mojón colocaba
un policía se apeó de la pick up y espetó:

-¡Qué entierra ahí! (1)
- Un perro - triste, respondí.

Vio mi traza: Me cubría un sombrero viejo
barba sin rasurar, ripped jean (moda sin querer)
Me exigió con voz imperiosa

- ¡Descúbrelo!

 Al notarme vacilante agarró el arma del cinto

-¡Qué esperas!

 Quise explicarle pero mejor era descubrirlo
Apareció su cabeza, único promontorio laso

-¡Ya ve, oficial, no miento!- dije al guardia
pero este ya se había subido a la patrulla
y con la mano hizo un gesto de fastidio.

(1) por ese tiempo habían encontrado un niño de meses
enterrado en una sepultura cerca de un parque, nota, que tengo como entrada más adelante.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Anochecer en mi casa de Las Gardenias

Mi entretener: subir a la azotea al acabar la tarde
en un banco de madera y mimbre sentarme,
casi, en el vértice de la terraza apoyarme
al parapeto de un metro, vese todo el contorno
el cielo de verano, inmenso, inconmensurable

Subí tarde hoy , me perdí  la mitad de la función:
la diadema de fulgor, el  rasguño de sangre,
la sinfonía de color, inmensa fogata haciendo
la niña vestida  en crepé rojo amarillento
danzando entre nubes nacaradas, me perdí eso

Ahora se ve
la silueta de cerros pardo oscuro, en fila, al este,
sus crestas delineadas, al fondo , ceniciento cielo
Las tres cuartas partes de lid va ganando la noche
Vientecillo ligero, caricia infanta voy recibiendo
Cono norte de Lima, mi casita de Las gardenias
Por el oeste, también, cerros cerca al mar vese
Cerro El Paraíso, Las Animas, Cerro Oquendo
Sino no hubieran  veríase el sol tragado al ponto
A cambio se ve jirones rojo oscuro menguando,
mota amarillo grana desperdigado en el cuenco

Y sobre mí, a plomada, aun hay un claro de cielo
fantasmagórico pulpo violeta extiende sus brazos
aplastado por la sandalia de gladiador que no se ve
finex:  el cielo se vuelve oscuro y la noche ha ganado.