a pesar del humeante café
a pesar del fogón encendido
-chicharrones sancochando-
cerca a la puerta cerca a mi mesa
en el café bajo el puente, tengo frío
tengo miedo me de un sacudón el viento
cuando salga a la calle
Lío un cigarro, lo pongo en mis labios
busco la cajita de fósforos
en el bolsillo de mi saco
encuentro sólo un palillo lo enciendo
(Últimamente fumo mucho) e inhalo profundo
Humea lo recóndito de mi nombre macilento
Exhibo canas color humo del tabaco
escribo mi pena mi expiación mi dolor:
Trazo en una servilleta que cojo al servilletero
la doblo varias veces cinco, diez, que se yo
Introduzco mi pecina en la pequeña cajita
y me despido de la mesa del dueño del café
de la loseta de la calzada
de la baranda sobre el rio
de la vía evitamiento que invita
El mozo del café lo echará al tacho;
a no ser que antes una pareja de enamorados
repare en él , y curioso la célibe lo hurgue
y desdoble la dejación:
Algún día estuve como ustedes
llano feliz acomedido henchido,
sin embargo, la dicha no es eterna,
si la tienen, por dios , presérvenla
y no como la mía qué,
murió temprano abortado a golpes:
Engaños mutuos , traslape de fracasos
y, hoy, vegeto amortajado al silencio.
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