miércoles, 28 de septiembre de 2011

El rostro quemado

            
Una joven mujer poco antes de casar
en su rostro bello  sufrió quemadura
Convirtiéndo antifaz de lo que era

Sufrió mucho, acordó a su novio escribir
"No soy merecedor de tu compañía,
exijo repruebes el matrimonio pactado
y busques otra mujer que te merezca".

 Responde él después de prudente tiempo:

- Pensé bastante  enterarme lo infausto
ahora, eres tú, mujer quién debe decidir:
¿Te casarías con un hombre casi ciego?
No te dije, en realidad, casi no miro nada
Hasta puedo decir: soy ciego en totalidad.
Si te casas conmigo Dios nos dará consuelo
y sabré hacerte feliz con mi ceguera

Y se casaron, ella con la faz mancillada
Y él, ciego, en ceremonia sencilla
Y felices pasaron veinte largos años.
Ella oficiaba de destrón lazarillo   
y él la llenaba con amor acendrado.
Hasta el día que sin pena ella murió,
y él inmediato recobró la vista
Asombrados  todos los que le conocían
preguntaron cómo se hubo recuperado
Y él respondió:
- Yo nunca perdí la vista, fingí estar ciego
Mi amor era tan intenso por ella
no quería causarle dolor, advirtiera
 que le miraba su rostro quemado.
                              (Adaptación emisión radial)                                       

             

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