arrumacos das al gato, alborozas a tu hermano
y te sientas en el mueble gozoso de tu buen día,
no sabes, hijo, como me alegro yo también
En cambio, cuando llegas mohíno, malhumorado
no sabes, cómo me hiere no poder darte
lo que, seguramente, necesitas
En este caso mi faz indiferencia muestra
pero interiormente odio ser como soy
Si te preguntara dirías" No pasa nada Papá"
pero tu semblante azul enfurruñado seguiría
Otra de las cosas que más me odio es
no tener habilidad en lo tuyo internarme
Hubiese querido niño siempre fueras
Siempre te viera correr por la casa
jugando la pelota en la calle vecina
feliz, ignorando lo que más allá suceda
Pero la ley inexorable de vida obliga
tengas derecho a escoger tu camino
allá, en la sociedad ínter actuando
discerniendo lo bueno de lo malo
por tus propios medios comprendiendo
la dura calle asfaltada de inferencia
¡Albricia! si pudieras darme un espacio
a mi voz qué, cálida, te la voy a dar
la tuya potenciar , saber, que no vas solo.
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