martes, 27 de septiembre de 2011

El chapo, su triste hisotoria

Primera vez que me acompañó el Chapo
a la escuela de mi niño a quién llevaba
al volver tuve que llamarlo varias veces,
más, con su pequeño amo porfió entrar
(ignoraba: el plantel no permite mascotas)
tuve que pedirle al conserje lo sacara

De vuelta, varias veces le llamaba
cuando a cualquier calle se metía
(Me pesé no traerlo con  la correa
cuando me di cuenta él nos seguía
y tenía apenas unos días en casa)

Cuando llegamos a la calle fluida
Chapo siguió de frente,  quedé perplejo
Pensé  -ahorita le aplasta el carro-
Vio a un lado, un carro se acercaba
en vez de aligerar y sortearlo,
a mi grito, optó volver donde estaba
Me vio triunfante moviendo su cola
cuando eludió al rampante auto, como
diciendo: ¡No pasa nada, amo, soy agilito!
-última mirada feliz grabada a  mi retina-
sin saber que el camión que venia atrás
                                             le  aplastaría

¡Snif! ¡Ni un  ladrido de adiós pudo dar!
Quedó Chapo  hecho una pasta de sémola
El chofer siguió de frente, ni se inmutó,
tan pequeño, que ni se habrá dado cuenta

No podía  dejarle en medio de la pista
Era el trayecto de regreso de mi hijo
¿Qué emoción tendría ver  a Chapo muerto,
ora, repasado como manga una y cien veces?

Lo cogí  por las patas y lo llevé una cuadra
Sabía que  atrás del complejo deportivo
había  acopio de  desmonte de construcción,
sin pala, en vez de cavar lo cubrí con piedras
¡Pobre Chapo!, tenía pocos días con nosotros
mientras le rezaba la oración de los perros
inquiría si tendría alma y me estaría viendo
¿Qué le diría a mi hijo cuando  preguntara?
¿Decirle la verdad, o que se había escapado?

Justo, cuando el último mojón colocaba
un policía se apeó de la pick up y espetó:

-¡Qué entierra ahí! (1)
- Un perro - triste, respondí.

Vio mi traza: Me cubría un sombrero viejo
barba sin rasurar, ripped jean (moda sin querer)
Me exigió con voz imperiosa

- ¡Descúbrelo!

 Al notarme vacilante agarró el arma del cinto

-¡Qué esperas!

 Quise explicarle pero mejor era descubrirlo
Apareció su cabeza, único promontorio laso

-¡Ya ve, oficial, no miento!- dije al guardia
pero este ya se había subido a la patrulla
y con la mano hizo un gesto de fastidio.

(1) por ese tiempo habían encontrado un niño de meses
enterrado en una sepultura cerca de un parque, nota, que tengo como entrada más adelante.

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