Hace un año mi llavero llevando
en mi bolsillo se cansó anidar
y ese día lo terminé de perder
Fui al supermercado ofertas a comprar
(luego los vendo en las bodeguitas)
ese día, no había nada, y de nuevo
sin rumbo, cuando no hay chamba
vagaba solo sin saber qué hacer
Las siete, joven aún era la noche
miscelánea de artículos varios fisgué
a lo largo de los departamentos
Alguna muestra recibía gratis
de la gentil y linda impulsadora
Al fondo del recinto ¡Una feria! reparé
El tuntún de un timbal me llamaba
En el micro cantaba, supuse,
una morena de Barquisimeto
cubana o de un país africano
Vestía el batik en rayitas de colores
En una mejilla tenía dibujado
una iguana color verde indeleble
Exteriorizaba figura, jaleo y sabor
su primera canción fue algo mística
armonizaba su voz a lo que decía,
mensaje de poesía impregnada
Terminaba de narrar su canto,
a los afros, su epopeya épica subsistir,
mácula por el mundo esparcir
ora, agenciándose del ragge,
hacía mención a una hindú suicida
abuso en su lecho virginal sufrir
por el brama de su pueblo,
sin derecho a reclamo, ella,
ni sus padres: era la última casta
por lo que, se inmoló suicidándose
Me gustaba oír su voz alta, nítida
almibarada esa poesía canto, cantar
incluso del festejo (1) se valía
persuadiendo pensar, luchar amar
Luego, hizo recensión de su vida:
Su voz recorrió gran parte del orbe
absorbió de otras raíces negras, contó,
y, a ellas, surtió su raíz afro peruana
(caramba! esta negra si es de aquí)
Enseñaba reflexionar, musicalizar
Con pasión, la palabra enhebrar
Dar a cada vertebra movimiento
que la música-poesía ha de requerir
"Vivir es ir cantando, mucho mejor
si se tiene conciencia lingüística" decía.
De adentro de El Carmen había sido
Su excelencia me dejó pasmado
¡He aquí, el intelecto de una morena!
Tanta fue mi euforia que me acerqué
al terminar su sobria presentación
la felicité por su notable actuación
y le pedí su autógrafa a mi cuaderno
que con mi llavero su nombre se perdió.
(1)
baile afro peruano
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