miércoles, 30 de septiembre de 2015

Volver…volver… (Google)



Google espera volver a China continental tras una ausencia de cinco años
Espera obtener la aprobación del gobierno chino para una versión local de su tienda Play de aplicaciones para dispositivos móviles, también de una versión  del sistema operativo Android para dispositivos

Cumplirá con la s leyes locales y bloqueará aplicación de la tienda Play que el gobierno chino considere objetables.

martes, 29 de septiembre de 2015

Samsun pierde


Samsun pierde


La tibia demanda de los más recientes teléfonos inteligentes Galaxy de Samsung Electronic Co. Provocó una quinta caída mensual consecutiva… eliminando aproximadamente US$44.000 millones en su valor de mercado desde abril pasado… extendiendo su racha de perdidas más larga desde diciembre de 1983

lunes, 28 de septiembre de 2015

Una isla en conflicto

Una isla en conflicto
Entre la caravana de invasores bolivianos de Santiago de Ojje se encontraba Guillermo Arratia Mamani, un anciano de 76 años
Mis padres me dejaron su terreno –dice- Eso me corresponde. Es mi derecho. Y tomó en posesión una cabaña abandonada, e incluso tiene documentos de 1958.
Arratia tenía además DNI por lo cual no podía impedirse su ingreso  la isla peruana Caana en el lago Titicaca, jurisdicción del distrito de Anapia (Yunguyo)
Aunque fueron desalojados los invasores bolivianos de Ojje, Arratia fue el único que se quedó en Caana por su doble nacionalidad.

El problema de los comuneros de Ojje, como de Arratia, tiene su origen en el protocolo de Concha-Gutiérrez, suscrito entre Perú y Bolivia el 15 de enero de 1932. Ambos países hicieron un intercambio de comunidades para definir la frontera en línea recta.
Bolivia cedió la comunidad de Tapoje, mientras que el Perú entregó Santiago de Ojje, incluyendo a peruanos que pasaron a ser bolivianos. Varios compatriotas pasaron al otro lado de la frontera teniendo terreno en Caana. 
El año 2000 el ejército y la policía peruana desalojaron a quienes, sin su voluntad, había pasado a convertirse en ciudadanos bolivianos. Los desalojados se vieron forzados a dejar sus tierras adquirido por herencia o justo titulo.
En Santiago de Ojje, dicen:
Nosotros no tenemos problemas como pueblos hermanos. Lo único que queremos es que nos reconozcan  nuestro derecho de propiedad. Hemos sido peruanos. Ahora somos bolivianos pero queremos recuperar la tierra donde hemos nacido.


(Extracto de  La República /19julio2015)
Una isla en conflicto
Entre la caravana de invasores bolivianos de Santiago de Ojje se encontraba Guillermo Arratia Mamani, un anciano de 76 años
Mis padres me dejaron su terreno –dice- Eso me corresponde. Es mi derecho. Y tomó en posesión una cabaña abandonada, e incluso tiene documentos de 1958.
Arratia tenía además DNI por lo cual no podía impedirse su ingreso  la isla peruana Caana en el lago Titicaca, jurisdicción del distrito de Anapia (Yunguyo)
Aunque fueron desalojados los invasores bolivianos de Ojje, Arratia fue el único que se quedó en Caana por su doble nacionalidad.

El problema de los comuneros de Ojje, como de Arratia, tiene su origen en el protocolo de Concha-Gutiérrez, suscrito entre Perú y Bolivia el 15 de enero de 1932. Ambos países hicieron un intercambio de comunidades para definir la frontera en línea recta.
Bolivia cedió la comunidad de Tapoje, mientras que el Perú entregó Santiago de Ojje, incluyendo a peruanos que pasaron a ser bolivianos. Varios compatriotas pasaron al otro lado de la frontera teniendo terreno en Caana. 
El año 2000 el ejército y la policía peruana desalojaron a quienes, sin su voluntad, había pasado a convertirse en ciudadanos bolivianos. Los desalojados se vieron forzados a dejar sus tierras adquirido por herencia o justo titulo.
En Santiago de Ojje, dicen:
Nosotros no tenemos problemas como pueblos hermanos. Lo único que queremos es que nos reconozcan  nuestro derecho de propiedad. Hemos sido peruanos. Ahora somos bolivianos pero queremos recuperar la tierra donde hemos nacido.

(Extracto de  La República /19julio2015)
https://c1.staticflickr.com/9/8527/8623064230_52ce152aae.jpg


domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Quieres tú saber de mi vida?



El 10  de mayo  de 1961 Celia Paschero, escritora argentina, colaboradora de Borges, escribe una carta a Martín Adán:
Querido Martín Adán, sé que todo este asunto puede resultarte fastidioso. Pero en nombre de la simpatía que nos unió en cuanto nos conocimos, en nombre del cariño que yo le tengo, en nombre de mi profunda admiración por Ud., por favor, acceda a mis ruegos. Deje Ud. De lado toda su bohemia o vuélquela íntegra en lo que me escriba y, con mucho humor, háblame de Ud. ¿Lo hará?

Adán contestará en su poemario Escrito a ciegas. Carta a Celia Paschero

¿Quieres tú saber de mi vida?
Yo solo sé de mi paso
De mi peso
De mi tristeza
Y de mi zapato…
Si nací lo recuerda el año
Aquél de quien no me recuerdo
Porque vivo, porque me mato…
Si quieres saber de mi vida

Vete a mirar al mar…

sábado, 26 de septiembre de 2015

¿Perón de raíz indígena?

¿Perón de raíz indígena?
Pues el profesor que me daba clases sostenía la teoría de un origen incaico del peronismo. Decía que la unidad básica peronista proviene del ayllu incaico, a lo que le sumaba la evidencia de que la madre de Domingo Perón* era de Santiago de Estero y quechua hablante. Eso explicaría el excelente arraigo del peronismo en la Argentina: su origen incaico, de pueblo originario, su potencial ultra telúrico para explicar el alma social Argentina

(Dice Pola Oloixarac (1977) escritora y traductora argentina, su madre es peruana. Autora de  Las teorías salvajes)
__

*Elegido presidente  periodo 1946-52 y luego 1952-58 pero en mi 1955 fue obligado a dimitir y se refugió en Paraguay, Santo Domingo y España donde fijó su residencia.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Otra de Martín Adán


En una carta dirigida por Martín Adán a Luis Alberto Sánchez, líder aprista y catedrático de Martín en la universidad de San Marcos dice:
Volvamos al tuteo constitucional nuestro.
Ya te desahogaste tú y ya me desahogué yo:
Somos dos peruanos inteligentes
-yo más que tú por si acaso-

Y ya pasó el lío y dejémonos de cojudeces.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los andróginos


Platón  hablaba de unos primeros hombres de dos cabezas, cuatro brazos y  cuatro piernas. Los andróginos. Por completos y poderosos, Zeus los partió por la mitad. Y desde entonces no somos sino mitades buscando la contraparte ideal.

Jaime Bedoya/el Dominical


martes, 22 de septiembre de 2015

Los híbridos

Los híbridos
Tenemos el Caburro (caballo con burro), la Cama (camello con llama), la Charito  (cuerpo de chancho y pierna de pajarito), entre otros. Pero la osadía de la reproducción entre especies ni siquiera asoma a los terrenos en los que Piggy y René se enfrentan. Solo en término biomecánico, el apareamiento con un porcino podría suponer muerte por sofocación y/o aplastamiento para una rana.

Jaime Bedoya /El Dominical


 Resultado de imagen para Piggy y René imagenes

lunes, 21 de septiembre de 2015

La Shakira kurda (Helly Luv/ Helan Abdulla )

La Shakira kurda (Helly Luv/ Helan Abdulla )

Los primeros sonidos de Helan Abdulla, entonces una niña retraída de cabello chocolate… fueron las ráfagas de una ametralladora, perforando la carne de sus tíos y sobrinos. La humanidad de su familia kurda, agujereada por la bestialidad de Saddam Hussein, el dictador iraquí que entre 1986 y 1989 acabó con cerca de 182.000 kurdos y otras poblaciones no árabes, en el norte de Irak, en la llamada operación al-Anfal…

La familia de Helan Abdulla huyó hacia Irán y luego hacia Turquía, donde pasaron hambre. Hasta que finalmente fueron refugiados en Finlandia, donde ella pasará toda su adolescencia. Etapa siempre difícil, que Helan Abdulla sufrió doblemente ser víctima de bullying por sus rasgos físicos. Por ser algo tostada, de nariz ancha y boca amplia.

La música sería su nuevo escape frente al conflicto. Tomó clases de piano, canto y baile. Incluso incursionó en el teatro…
A los 18 años se marchó  hacia Estados Unidos. Exactamente a Los Ángeles, donde empezó a labrar un camino igual de duro...
Un video grabado en Irbil, en el Kurdistán iraquí. Allí se le ve envuelta, en un vestido árabe, con tacones, y contoneandose con sensualidad… Los yihadistas, no iban a quedarse con la sangre en el ojo. Consideraban que se trataba de una afrenta, de una provocación...así llegaron las primeras amenazas. Primero por redes sociales. Luego, con sobres con mensajes cifrados y balas intimidantes. Helan Abdulla  tuvo que esconderse pero la lucha de su voz pronto empezaba:

Tenemos distinta religiones pero la misma sangre
Gente de todo el mundo no tengan miedo.
Ellos saben que estamos aquí
El pueblo kurdo ha luchado mucho por su libertad.
Siento orgullo y mantengo intacto el sueño
 de la ansiada independencia*

Las guerra no solo se libran con fuego cruzado. Una canción
 como la de la Shakira kurda, puede ser más letal.

--
* los kurdos son el pueblo sin estado más grande del mundo.

 

domingo, 20 de septiembre de 2015

La eternidad no es porvenir

La eternidad no es porvenir

Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo*, de  la  terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos de la muerte media vuelta en nuestra órbita  y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en alguna eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca  ella, pues de ella nuca fue.
__
*Orfeo, nombre del perro de Augusto, protagonista principal

(del libro Niebla de Miguel de Unamuno)


sábado, 19 de septiembre de 2015

El Esperantista* (de esperanto)

El Esperantista* (de esperanto)

Porque hasta  que no llegue el día feliz en que el esperanto sea la única lengua, ¡Una sola para toda la humanidad! Hay que escribir el castellano con ortografía fonética:
¡Nada de ces! ¡Guerra a la ce! Za , ze, zi, zo, zu, con zeta
Y la ka, ke, ki, ko, ku con la ka
¡Y fuera las haches! ¡La hache es el absurdo, la reacción, la autoridad, la edad media, el retroceso! ¡Guerra a la hache!

--

*Don Fermín, personaje anarquista de la Niebla de Miguel de Unamuno

viernes, 18 de septiembre de 2015

El amor

El amor, una metafísica
-Pues, sí, yo creí que seria todo lo contrario; que cuando uno se enamora de veras es que concentra su amor [en la tal Eugenia], antes desparramado entre todas, en una sola, y que todas las demás han de parecerle como si nada fuesen ni  valiesen… Pero ¡Mira! ¡Mira ese golpe de sol en la negrura de su pelo [de esa otra morena que pasa, casual,  por la vera de ellos : Augusto y su amigo confidente]
-No; verás [responde el amigo], verás  si logro explicártelo. Tú estabas enamorado sin saberlo, por supuesto, de la mujer,  de la mujer, del abstracto, no de ésta ni de aquella; al ver a Eugenia, ese abstracto se concretó y la mujer se hizo una mujer y te enamoraste de ella, y ahora vas de ella, sin dejarla,  a casi todas las mujeres, y te enamoras de la colectividad, del género. Has pasado, pues, de lo abstracto a lo concreto, y de lo concreto a lo genérico, de la mujer a una mujer, y de una mujer a las mujeres.


Del libro Niebla de Miguel de Unamuno

jueves, 17 de septiembre de 2015

“Cuando te cases…”



Salían a menudo juntos de paseo, y así iban, en silencio, bajo el cielo,  pensando ella en su difunto y él pensando en lo que primero pasaba a sus ojos. Y ella le decía siempre las mismas cosas, cosas cotidianas, muy antiguas y siempre nuevas. Mucha de ella empezaban así: “Cuando te cases…”
Siempre que cruzaba con ellos alguna muchacha hermosa, o siquiera linda, su madre miraba a Augusto con el rabillo de los ojos.
Y vino la muerte, aquella muerte lenta, grave y dulce, indolorosa, que entró de puntillas y sin ruido, como un ave peregrina y se la llevó a vuelo lento, en una tarde de otoño. Murió con su mano en la mano de su hijo, con sus ojos en los ojos de él.
Sintió Augusto que la mano se enfriaba, sintió que los ojos se inmovilizaban. Soltó la mano después de haber dejado en su frialdad un beso cálido y cerró los ojos. Se arrodilló junto al lecho y pasó sobre él la historia de aquellos años iguales.


(del libro Niebla de Miguel de Unamuno)

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El amor, una metafísica

El amor, una metafísica
-Pues, sí, yo creí que seria todo lo contrario; que cuando uno se enamora de veras es que concentra su amor [en la tal Eugenia], antes desparramado entre todas, en una sola, y que todas las demás han de parecerle como si nada fuesen ni  valiesen… Pero ¡Mira! ¡Mira ese golpe de sol en la negrura de su pelo [de esa otra morena que pasa, casual,  por la vera de ellos : Augusto y su amigo confidente]
-No; verás [responde el amigo], verás  si logro explicártelo. Tú estabas enamorado sin saberlo, por supuesto, de la mujer,  de la mujer, del abstracto, no de ésta ni de aquella; al ver a Eugenia, ese abstracto se concretó y la mujer se hizo una mujer y te enamoraste de ella, y ahora vas de ella, sin dejarla,  a casi todas las mujeres, y te enamoras de la colectividad, del género. Has pasado, pues, de lo abstracto a lo concreto, y de lo concreto a lo genérico, de la mujer a una mujer, y de una mujer a las mujeres.


Del libro Niebla de Miguel de Unamuno

Admonición


El Tío Cosa, hirsuto pariente favorito de la Familia Adams, tenía por pareja afectiva a una humana aparentemente normal, la señorita Margaret Alford. Ellos si cruzaron la línea. Del encuentro entre pelos y miss Alford nació ¡¿Qué?! –Fue lo que dijo el ginecólogo al ver al recién nacido (en inglés:) What?!
Nombre con el que fue bautizado el fruto de ambos, admonición nominal de una unión prohibida

Jaime Bedoya /El Dominical

 Resultado de imagen para la familia adam, What?!



viernes, 11 de septiembre de 2015

Matrix II

Woman
Matrix II

Todo ha sido creación mía
Su boquita entre abierta
La bella estatua de su cuerpo
Su mirada cómplice
Nadie me dice que efectivamente
Su boquita
La bella estatua
Su mirada
Justificaba la verdad de mi apreciación
Por eso, voy creyendo
que todo ha sido creación mía
exclusivamente para mi

Un estremecer
Que me estremecía solo a mí
-digo la verdad-
Me consolaba haberla alcanzado
Que fuera mía solamente

Pero si dejo de lado esta creación literaria
Y voy al grano
Alguna vez
Su boquita
La bella estatua
Su mirada
Hizo algo gratificante por mí
-aparte de sexo y lo que atañe-
Nada loable viene a mi mente
Por lo que me hace decir
He vivido equivocado
lucera que pensé me alumbraba
gabardina que me abrigaba
-pero el atuendo en la silla no abriga-
Entonces
Todo estaba en mi invención
Y últimamente voy pensando
Si yo estaré existiendo

O también será imaginación.

Primero la comida


Primero la comida
Alguien le habrá dicho al presidente Bustamante y Rivero (periodo 1945-49)
-Señor, usted tiene un primo  alojado en el Larco Herrera, es poeta, sería bueno que le ayudara como asistente en el instituto  de cultura.
-¡Claro! Llámalo para mañana
Le citan. Llega Martín Adán y le dicen:
-Tome asiento, en un momento le atienden
Pasa un par de horas y Martín se impacienta, dice:
-¡Me voy!
-El presidente está por terminar, ¡ahorita le atienden!

-¡No, me voy! En el Larco Herrera la comida se sirve a las doce y me tengo que ir.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Una vida anterior

Comentarios irreales
Una vida anterior

 Noche temprana una calle vacía
paredón del frente una iglesia cerrada
un auto negro se detiene
frente a nosotros
y una pareja desciende

Ella, vestida de  negro azabache
Encasquetada, sombrero de ala ancha
copa cilíndrica y baja
con una redecilla
 que la cubre, apenas, su nívea faz

Usa guantes blancos
formidable es su talle
enfunda medias a coco
calza zapatos al duco
con tacos alto
El hombre también
Viste impecable

Soy pequeño, un niño
Alguien me lleva  de la mano
Todo miro
desde la puerta de donde salimos
mientras la pareja entra
al elegante restaurante

Noche temprana una calle vacía
Débil luz del alumbrado público
Al fondo de la derecha hay fosforescencia
Es un parque o plaza bien iluminado
Allá vamos caminando

Estoy seguro que no es evocación de mi niñez
un rasgo partido, una hebra en el meollo, no, no
Nunca  hemos entrado a un gourmet internacional
-mis padres eran pobres-
Y ese atuendo de la dama
era anterior a mi estadía
lo que me hace inferir que la vivencia
fue en otra persona
en una anterior vida
cuya subconsciencia
lucha por entrar a la nuestra
con un flash de rememoración

que dura apena un par de segundos.

Los sentimientos

Página de ayuda
Los sentimientos

Vivía en una isla todos los sentimientos
El Amor, la Tristeza, la Vanidad, …
Entonces llegó el rumor que la isla desaparecería
Que se incrementaría el nivel del mar

Todos los sentimientos subieron a sus barcas
Pero el Amor dijo:
Quiero estar un momento más
En este lindo lugar donde he vivido tanto años

Cuando estaba por desaparecer la isla
El Amor dijo a la Tristeza ¡Llévame!
No, estoy tan triste que quiero ir sola, respondió
La Riqueza le dijo: Llevo tanto oro  que tú no cabes
La Vanidad  le dijo: Tú ya estás mojada, arruinarías mi barca

Nadie quería llevarla
Entonces un anciano le dijo: Yo te llevo
Cuando llegaron al continente
Preguntó el Amor a la Sabiduría:
¿Quién era ese anciano?
Es el Tiempo, respondió,
Solo el tiempo es capaz de entender al amor
Porque el amor es imperecedero.
__
Emisión radial


(Emisión radial)

miércoles, 9 de septiembre de 2015

La Huatica


La Huatica

El riachuelo Huatica proveía sus aguas a los extramuros de la Lima cuadrada antigua. Con el tiempo se asentaron los burdeles en su ribera. Y cuando se asignaron los nombres a las calles pasó a llamarse calle 22 de setiembre, día de la independencia de Italia
Por un tiempo estuvo así pero habiendo proliferado tanto las casas de citas los italianos afincados en la ciudad protestaron y el alcalde optó cambiar de nombre por el de Renovación
Y otro alcalde optó cerrar los lenocinios y derivarlos a la última cuadra de la av. Méjico, calle La Floral (a pocas cuadras de mi casa y de mi colegio) Y La Nené –serrallo exclusivo- que estaba frente a la Plaza Manco Capac se fue a la av. Colonial
En la plaza Manco Capac, en efecto, estaba la efigie gigantesca del primer inca del imperio incaico con su respectiva indumentaria levantando el brazo –señalando, decían los graciosos dónde quedaban los burdeles-
De  refilón, en la misma plaza estaba los campos deportivos de dos de los tres equipos del distrito de La victoria, que actuaban en la liga mayor, frente a frente, el del Mariscal Sucre y el del Alianza Lima que estaba atrás del ex cine Luz. El otro equipo era el José Gálvez.


lunes, 7 de septiembre de 2015

Solo quiero la verdad

Historias mínimas
Solo quiero la verdad

¡Mira! A mi no me importa
Lo que haya pasado entre ustedes
Además, yo estoy  casi ciego
¿Qué pretensión debo tener?
No tengo ni la fuerza
Para reivindicar mi honor
¡Nada!
¡Lo pasado, pasado está!

Lo que quiero -te va sorprender-
es que la saques a pasear
A gozar de la vida
Como antes ustedes lo hacían

Yo no puedo
Yo no le he dado nada
¡Diviértete con ella!
Tienes mi consentimiento

Trabajé como un esclavo
Pensando, después,
Llevarla a un crucero

Pero desbarrancaron mis dos camiones
Solo me quedó la deuda
Y así he pasado mi vida endeudado
-esto como un ejemplo, nada más-

Ella ya me lo contó hace tiempo
Al comienzo como que me chocaba
Pero ¿sabes? Cuando ella me cuenta
Cuando le encendiste sus hebras íntimas
Como que la vibración me hace arrobamiento
Y con el tiempo ella se dio cuenta
que me gusta esa plática y exagera a propósito

Y sabe ella que no va encontrar otro marido
-si no lo sabes, ya hizo el intento una vez-
No hallará otro que le perdone sus infidelidades

¿Nos entendemos?
Si es así vamos por la misma senda

Solo quiero saber de tus labios una cosa
¿La fornicaste?

Orazio, como que dudaba al comienzo reconocer
Pero  viéndole ciego, con gafas oscuras
Viejo, sosteniéndose en el nudo del bastón
sentado al borde de la cama roída
y , Efemia, con la mirada caída
oyendo todo, asintiendo todo, reconoció

¡Así es!

Entonces Efemia vino hacia él
le tomó de la mano suavemente
dieron media vuelta
como para salir del cuarto
Pero ella dijo ¡espera, despídete!
Y rápido salió ella del cuarto
Orazio, dubitativo miró al marido
El ciego tenía un arma en la mano
Y al intentar quitarle
recibió una bala en la cruz del corazón.


La ciega

Página de ayuda
La ciega

Una ciega odiaba a todo el mundo
Incluso a sí misma
Menos a su enamorado
Creía que era el hombre más hermoso del mundo
El adonis más perfecto
El que  prodigaba  las palabras
Más amorosas, como el que más

Un día recobró la vista
Se sorprendió saber que su enamorado era ciego
Y cuando éste le propuso matrimonio
Ella dijo que no
Ya que recobró la vista
Y conocería el mundo
El, decepcionado, antes de retirase
Le escribió una carta
En la que le decía:
Tan solo cuida mis ojos
Porque ahora son los tuyos.
__

Emisión radial

domingo, 6 de septiembre de 2015

Rubito

Comentarios irreales
Rubito

Cinco chica expedicionaban por la bahía de Paracas
Empezaron el día haciendo un paseo por la playa
La bahía, buena parte de ella es descampada
El casco urbano es escaso, muy pequeño
Entonces decidieron incursionar por el desierto
Pero sin dejar de ver el mar
De sentir la brisa
Por el peligro de perderse
Como ha pasado con otros, en otras veces

En la travesía encontraron un joven
De aproximadamente diecinueve años
Alto, rubio para la idiosincrasia del lugar
Alrededor de un metro noventa y cinco
Supusimos que era turista como nosotras

Buen mozo
Las chica por fregarlo se le acercaban
-Olía rico-
Y le decían cosas impertinentes
Sin embargo
El muchacho  era tímido, voz clara, sin dejo
Algunas cosas que nos dijo:

Mi transporte me ha dejado, siempre me deja aquí
Yo se guiarme No se preocupen por mi

Y se despidió dándonos a todas un besito

Yo, que iba atrás de mis amigas me quedé pensativa
¿Por qué haciendo un calor infernal no sudaba?
¿Por qué estaba pulcramente vestido como si saliera de un vestidor de tienda,  en pleno desierto?
¿Qué quería decir con mi transporte?
Pero otra cosa más rara me pareció lo siguiente:


Cuando le seguí con la mirada y se perdió de vista tras la duna noté que su pisada no dejaba huella alguna en la arena.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Roca como un hongo

Lugares
Roca como un hongo

Aquella figura pétrea insólita
Capricho de la erosión
aliado del tiempo
un hongo grande parecía

El  asunto le era cómo subir arriba
Piedra, cercal al hotel de ese pueblo
y como tal , a cada hora
que se asomaba a la ventana, le retaba

¿Cómo subir arriba
si la toba calcárea de la médula
había sido harto erosionado?

Mañana vendría Zoila Zeña
Y tenía una oportunidad  excepcional
Proveído de dos escaleras, unidas,
trepó hasta la copa aovada del hongo
y plantó, como Stevenson su bandera,
clavos con mosquetón
para hacer correr la cuerda

Mañana vendría Zoila Zeña
Antes del desayuno le mostraría
Que a las anfractuosidades de una pendiente
como ante la contingencia de la vida
-le pediría la mano-
Sabía cómo hacerle frente.


jueves, 3 de septiembre de 2015

Querido Mario:

[En agosto del 65 escribe Cortázar a Mario Vargas Llosa aplaudiendo sobre su libro La casa verde]
Querido Mario:
A esta máquina le faltan todos los acentos; los iré poniendo a mano cuando relea esta carta, pero perdonarás que se me salten algunos. Por paquete certificado te devuelvo la novela, y espero que recibas las dos cosas sin demora. He dejado pasar una semana después de la lectura de tu libro, porque no quería escribirte bajo el arrebato de entusiasmo que me provocó La Casa Verde. Y sin embargo, ahora que voy a decirte algunas cosas sin pensarlas demasiado, dejando que la máquina vuele casi a su gusto, siento que el entusiasmo no solamente no ha disminuido sino que se ha afirmado, se ha vuelto ya eso que todo novelista quiere para su obra: recuerdo, memoria segura y firme. Quisiera decirte, ante todo, que una de las horas más gratas que me reserva el futuro será la relectura de tu libro cuando esté impreso, cuando no haya que luchar con esa “a” partida en dos que tiene tu condenada máquina (tírala a la calle desde el piso 14, hará un ruido extraordinario, y Patricia se divertirá mucho, y a la mañana siguiente encontrarás todos los pedacitos en la calle y será estupendo, sin contar la estupefacción de los vecinos, puesto que en Francia las-máquinas-de-escribir-no-se-tiran-por-la-ventana).
Sí, leer tu libro impreso va a ser una gran maravilla, porque volveré a vivir el largo viaje de Fushía y Aquilino, que me parece la viga maestra del edificio, o mejor, el hilo conductor de todo el tapiz, como en los diagramas geográficos la línea del nivel del mar parece regir todas las curvas ascendentes y descendentes, las montañas y las fosas submarinas. Y volveré a encontrarme con Bonifacia y con Lituma, con Nieves y con Lalita, para mí los personajes más vivos y logrados de la novela después de Fushía, o junto con él. Fíjate que así, soltándote unas primeras impresiones casi pasionales, te estoy dando ya una opinión sobre el libro; pero me parece necesario decirte, antes de seguir, alguna cosa sobre la totalidad del libro. Bueno, Mario Vargas Llosa. Ahora te voy a decir toda la verdad: empecé a leer tu novela muerto de miedo. Porque tanto había admirado La ciudad y los perros (que secretamente sigue siendo para mí Los impostores), que tenía un casi inconfesado temor de que tu segunda novela me pareciera inferior, y que llegara la hora de tener que decírtelo (pues te lo hubiera dicho, creo que nos conocemos). A las diez páginas encendí un cigarrillo, me recosté a gusto en el sillón, y todo el miedo se me fue de golpe, y lo reemplazó de nuevo esa misma sensación de maravilla que me había causado mi primer encuentro con Alberto, con el Jaguar, con Gamboa. A la altura de los primeros diálogos de Bonifacia con las monjitas ya estaba yo totalmente dominado por tu enorme capacidad narrativa, por eso que tenés y que te hace diferente y mejor que todos los otros novelistas latinoamericanos vivientes; por esa fuerza y ese lujo novelesco y ese dominio de la materia que inmediatamente pone a cualquier lector sensible en un estado muy próximo a la hipnosis (y eso no significa pérdida de lucidez, sino paso a otra forma de lucidez, que es el milagro de toda gran novela, de un Lowry o un Joyce Cary o un Dostoievski, y no te pongas colorado, peruanito, que yo no elogio así nomás a nadie, aunque sea un amigo muy querido).
A todo esto Aurora se había apoderado del primer cuadernillo, y me seguía de cerca, de modo que terminamos casi al mismo tiempo el libro y pudimos hablar mucho y criticar todo lo que encontrábamos criticable, y controlarnos mutuamente para evitar las ingenuidades o los entusiasmos excesivos o momentáneos. Para mí fue una gran alegría que mi mujer sintiera exactamente lo mismo que yo, porque es una crítica severa y tiene sobre mí la ventaja de que es más desapasionada y toma sus distancias y juzga objetivamente. Cuando sentí que ella reaccionaba igual que yo, las pocas dudas que pudieran haberme quedado sobre mi primera impresión se disiparon totalmente. Hoy, a muchos días ya de la lectura, seguimos hablando con el mismo tono del primer día. Has escrito una gran novela, un libro extraordinariamente difícil y arriesgado, y has salido adelante por todo lo alto, como diría alguno de nuestros compañeros españoles. Me río perversamente al pensar en nuestras discusiones sobre Alejo Carpentier, a quien defiendes con tanto encarnizamiento. Pero hombre, cuando salga tu libro, El Siglo de las Luces quedará automáticamente situado en eso que yo te dije para tu escándalo, en el rincón de los trastos anacrónicos, de los brillantes ejercicios de estilo. Vos sos América, la tuya es la verdadera luz americana, su verdadero drama, y también su esperanza en la medida en que es capaz de haberte hecho lo que sos.
Quizá te moleste este tono un poco exaltado. De acuerdo, bajaré el registro y te hablaré profesionalmente, sin olvidar las críticas que se me ocurren y sobre las que volveremos a hablar cuando nos veamos. Pero como también me ocurre que la novela me interesa profesionalmente, hay algo que tengo que decirte de entrada y sin el menor regateo: en el plano técnico, La casa verde es maravillosa. Yo no sé si alguien ha empleado ya el recurso que utilizas de los flashbacks incorporados a la acción en presente; no recuerdo ningún ejemplo, y pienso que lo has inventado. Cuando lo advertí por primera vez (Fushía y Aquilino hablan en la barca, Aquilino quiere saber cómo se evadió Fushía de la cárcel, y ahí nomás sigue un diálogo entre Fushía y sus compañeros de evasión, para volver después a renglón seguido al diálogo en presente, y otra vez atrás) sentí una impresión casi vertiginosa. Comprendí que conseguías un teléscopage del tiempo y el espacio, que le ahorrabas al lector un montón de ideas y situaciones intermedias, que tocabas lo esencial de lo narrativo, esa elección de lo realmente significativo y necesario, que a su manera todo gran novelista logra. A ese primer acierto técnico, que me sigue pareciendo cada vez más extraordinario, se suman muchos otros análogos; la irritante, a veces exasperante ambigüedad de los planos del tiempo, que exige del lector una atención vigilante, los episodios que coexisten en un solo momento del relato por el hecho de que hay una relación analógica entre ellos y es natural que los acerques (es natural, pero había que hacerlo, y es difícil, como en el relato paralelo de la muerte de Toñita y del aborto de Bonifacia). Es curioso, pero cuando iba llegando al final del libro, antes del epílogo, tuve una sensación que pocas veces he tenido al leer novelas; la de que había como una complejísima estructura musical, en el sentido en que un poema sinfónico supone temas entretejidos de una manera que el oído, que los percibe consecutivamente, puede sin embargo lograr gracias a la distribución, a los timbres, a los desarrollos y los leit-motivs, algo como una estructura simultánea, un enorme pedazo de música petrificada en la que todo lo que fluía se organiza en un inmenso tapiz suspendido delante de los ojos –del oído, si quieres– como una vivencia total y simultánea. No sé explicarme mejor, pero pienso que mientras hilvanabas los temas, los subtemas, las infinitas recurrencias y resonancias de la novela, entraste sabiéndolo o no en una dimensión musical. No lo entiendas a la manera de una influencia, por supuesto (creo que no eres demasiado melómano), sino de una analogía “estructural”. Yo, que soy melómano incurable, no encuentro otra manera de decirte hasta qué punto la trama de tu libro me parece una especie de potenciación, de proyección hacia ese plano de la arquitectura sonora, sin la cual ninguna obra humana (plástica, literaria o poética) puede superar sus limitaciones. En todo caso, desde el punto de vista de la armazón narrativa, tu libro es uno de los más complejos y más incitantes que he leído en muchos años.
Te prometí las críticas, y paso a ellas para no seguir elogiando de una manera que pueda parecerte indiscriminada. La primera observación viene de Aurora, y yo la comparto. No nos gusta el título del libro. Es pintoresco, y muy por debajo de todo lo que ocurre. Ya sé que un título es cosa difícil, pero trata de imaginar otro. Me gustaría sugerirte alguno, pero no se me ocurre nada. Y ahora, pasando a los personajes, quizá te sorprenda que, para mí, Anselmo no está logrado. Digo que quizá te sorprenda porque en algún sentido debe ser para vos el eje mismo del libro, sin contar que el epílogo está centrado en torno a él. Pues bien, no he logrado “vivir” a Anselmo. Así como Lituma chorrea vida, y Bonifacia, y Fushía, y los inconquistables en pleno, y Lalita, me ocurre que a Anselmo lo veo... literariamente. No entiendo demasiado su llegada, la fundación del prostíbulo, su decadencia, me fastidia un poco cuando está viejo y trabaja para su hija, no llega a emocionarme su amor por la ciega ni su muerte. Me pregunto por qué, y quizá cuando vuelva a leer el libro lo descubra.
En líneas generales siento como si la segunda parte de la novela estuviera algo por debajo de la primera, pero es que hay una tal variedad y una tal fuerza en todo lo que ocurre al principio y hasta la mitad, que uno queda un poco como un perro apaleado y puede ser que entonces influya alguna fatiga hasta física. No te preocupes por esta observación, que puede ser demasiado subjetiva. Pienso también (hice una nota para indicarte el lugar exacto, pero la he perdido) que algunas referencias “explicativas” están completamente de más, a menos que sean irónicas y se me haya escapado la intención. Me refiero a una parte donde das algunos datos geográficos sobre el Marañón (u otro río, pero creo que es el Marañón), y lo haces en uno o dos párrafos que parecen intercalados didácticamente, y que me molestan por eso. Precisamente lo estupendo del libro (ayer se lo decía a Deustua) es que la descripción de la naturaleza, que es fundamental en la novela, está de tal manera fusionada con la acción, que jamás se da uno cuenta de que tú le estás mostrando al lector cómo es un claro del bosque, una curva del río, una calle de la ciudad. Hay una sola atmósfera en que todo ocurre simultáneamente, escenarios y acciones, y eso es de lo más difícil y te lo digo por amarga experiencia personal. El clima general del libro (sequedad y arena y viento, o calor húmedo y alimañas y pantanos) surge con una fuerza tremenda, y alguna vez que me he detenido a analizar un par de páginas para ver cuál era la acumulación de detalles que provocaba esa fuerza, he visto lo que te digo más arriba, es decir, que te basta contar a tu manera para que todo se dé en una misma instancia narrativa, sin esa separación escolar entre “descripción” y “acción” que es propia del novelista común.
Hablando de descripción, se me ocurre que así como en la edición de La Ciudad y los Perros Seix Barral incluyó la foto del Leoncito Prado, estaría muy bien que en La Casa Verde hubiera un mapa. Los no peruanos tendríamos un gran placer en ubicar mejor el escenario general del libro, y creo –es una idea de Aurora, que como ves colabora bastante en esta carta– que si la cubierta del libro fuera un gran mapa de toda la Amazonía (abarcando el lomo y la contratapa), en esa forma se eliminaría lo que tiene de pedante o “científico” un mapa en el interior del libro, y a la vez el lector se daría el gusto de situar a Iquitos o de imaginar la barca de Aquilino en algún tramo del río. A esto te agrego que un pequeño glosario no sería inútil; las diversas tribus indígenas, y unas cincuenta palabras-clave del libro, merecerían una explicación. Uno las va comprendiendo por el contexto, pero comprenderás que los no peruanos estamos a veces un poco perdidos. Silabario puta, soldado carajo, che. Chuncha de la madre, calato, gamitana o zúngaro, silabario jodido, che Mario.
Última cosa: Creo que nunca le das su verdadero nombre al Pesado, pero al final, cuando se ha casado con Lalita, le das su apellido y el lector se queda desconcertado hasta que lo reconoce. O le suprimís el apellido (creo que sería lo mejor, porque uno ya es amigo del Pesado, y no tiene otro nombre que ése) o se lo das un par de veces al comienzo para que no sorprenda al final.
Bueno, yo creo que por esta vez ya está bien. Espero no haberte aburrido demasiado, pero cuando nos encontremos (alguien susurra que venís a Ginebra en estos días, y sería estupendo, porque nosotros estaremos hasta el 27 y podríamos quizá encontrarnos todavía) volveremos a hablar mucho de tu libro. Te agradezco que me lo hayas confiado así, en manuscrito; me permití prestárselo a Raúl, que lo había leído sólo en parte y quería terminarlo. Otros me lo pidieron (Girbau, por ejemplo), pero me negué, porque no me sentía autorizado a hacerlo.
Perdóname la improvisación de esta carta, dale un beso a Patricia de parte de Aurora y de mí, y un gran abrazo de este hermano tuyo que se siente tan feliz de haberte escrito esta carta,
Julio Cortázar
Ginebra, 18 de agosto de 1965
P. S.: Oleriny me manda una postal, y dice que no le has mandado el libro. Me pide que “pierda dos palabras en su favor”. En checo, supongo que quiere decir que te recuerde que le gustaría recibir la novela. No tengo aquí la dirección de Chermak en Praga. ¿Podrías hacerle llegar las líneas que te envío adjuntas? Muchísimas gracias. 
Publicado en la revista Letras Libres, octubre de 2007.
Foto: Editorial Planeta.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

Pedregal

Comentarios irreales
Pedregal

Estaba en una calle del pueblo
Con mis padres hermanos y amigos
En la puerta de una tienda, preciso,
Recibiendo el fresco de la tarde
De pronto, por una esquina
aparece mi hijo, el que más dolor me da
dolor, porque me odia
y no sé cómo llegar a él

Puesto un bivirí
jean azul ceñido,
fornido, hecho un hombre

Se baja de la bicicleta ágilmente
Apoyándose en el  manillar
Se ve
Que pregunta a un vecino por mi persona

¿Por qué pregunta si me ha visto?
Pido excusa para apartarme un rato

Seguramente viene a reclamar
el resto de dinero que le debo
Pero lo que me extraña
es que estoy en un pueblito
perdido entre los andes
¡A trescientos kilómetros de Lima!
Aquí era fiesta del santo patrón

¿Quieres conocer la casa? -sugiero-
-Bueno, me dice, y me lleva en la bici
Vamos saliendo del pueblo hacia el sur
La casa de mi padre está al salir
O a la entrada del pueblo
-según como se vea-

Y no hallo la casa donde me hospedo,
más bien, encuentro un sendero
flanqueado por avenida de arboles
que están lindando  la cuesta,
y,  recalando al cerro
arbustos con bellas flores

Pienso
¿Cómo le digo a mi hijo que no sé cuál es la casa?
Tal vez sea el pueblo de mi madre
pero el de ella tampoco es así
¿Dónde estoy?
Vamos por el bello sendero
porque al fondo hay un caserío
de unas cuantas casas

Conforme avanzamos
damos cuenta que tiene  plaza interior
Sus calles están engalanadas

Cadenetas de colores a la entrada
Pintarrajeado los muros y fronteras

Pulsera escarpines collarines, usan,
Todo adorno hecho de papel crepé
Vivos colores relucientes, cuelgan
Los muchachos y las muchachas
los viejos sombrero y camisa negro

Cruzan las calles en algarabía
Cantan bailan danzan

A un expectante, con disimulo, pregunto,
Apeado ya de la bicicleta
¿Qué pueblo es éste?

-Pedregal

(Sorpresa , pregunto)
-¿Hay otro Pedregal aquí?
¡De donde venimos se llama igual!
-Ah, ese es otro
que pertenece a la provincia vecina
Del sendero de flores para acá
Nos pertenece a nosotros

Entramos a la plaza
Cercadas por casas de adobe de dos pisos
Pero hay un flanco libre, da a la  cuesta

Nos apoyamos en el malecón
Miramos la hoyada de tableros sembrados
 De caminos oblicuos
Humo en los pajonales
Espectáculo magnifico

Pregunto a mi hijo
¿Cuándo ha llegado de Lima?
Y no está
Lo busco entre lo juglares bardos
entre los bailarines y expectantes
 Y no está
Regreso por el sendero a Pedregal
al pueblo de mi padre
llego a la plaza
e indago por mi hijo con su bicicleta
-¿De que hablas? me reclaman
Pregunto sobre el pueblo al final de la arboleda
-¡Ahí no hay nada, solo está el cementerio!