La eternidad no es porvenir
Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo*, de la
terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos
al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La
eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos de la muerte media vuelta en
nuestra órbita y emprendemos la marcha
hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando
la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en alguna
eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca ella, pues de ella nuca fue.
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*Orfeo, nombre del perro de Augusto, protagonista principal
(del libro Niebla de Miguel de Unamuno)
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