miércoles, 2 de septiembre de 2015

Pedregal

Comentarios irreales
Pedregal

Estaba en una calle del pueblo
Con mis padres hermanos y amigos
En la puerta de una tienda, preciso,
Recibiendo el fresco de la tarde
De pronto, por una esquina
aparece mi hijo, el que más dolor me da
dolor, porque me odia
y no sé cómo llegar a él

Puesto un bivirí
jean azul ceñido,
fornido, hecho un hombre

Se baja de la bicicleta ágilmente
Apoyándose en el  manillar
Se ve
Que pregunta a un vecino por mi persona

¿Por qué pregunta si me ha visto?
Pido excusa para apartarme un rato

Seguramente viene a reclamar
el resto de dinero que le debo
Pero lo que me extraña
es que estoy en un pueblito
perdido entre los andes
¡A trescientos kilómetros de Lima!
Aquí era fiesta del santo patrón

¿Quieres conocer la casa? -sugiero-
-Bueno, me dice, y me lleva en la bici
Vamos saliendo del pueblo hacia el sur
La casa de mi padre está al salir
O a la entrada del pueblo
-según como se vea-

Y no hallo la casa donde me hospedo,
más bien, encuentro un sendero
flanqueado por avenida de arboles
que están lindando  la cuesta,
y,  recalando al cerro
arbustos con bellas flores

Pienso
¿Cómo le digo a mi hijo que no sé cuál es la casa?
Tal vez sea el pueblo de mi madre
pero el de ella tampoco es así
¿Dónde estoy?
Vamos por el bello sendero
porque al fondo hay un caserío
de unas cuantas casas

Conforme avanzamos
damos cuenta que tiene  plaza interior
Sus calles están engalanadas

Cadenetas de colores a la entrada
Pintarrajeado los muros y fronteras

Pulsera escarpines collarines, usan,
Todo adorno hecho de papel crepé
Vivos colores relucientes, cuelgan
Los muchachos y las muchachas
los viejos sombrero y camisa negro

Cruzan las calles en algarabía
Cantan bailan danzan

A un expectante, con disimulo, pregunto,
Apeado ya de la bicicleta
¿Qué pueblo es éste?

-Pedregal

(Sorpresa , pregunto)
-¿Hay otro Pedregal aquí?
¡De donde venimos se llama igual!
-Ah, ese es otro
que pertenece a la provincia vecina
Del sendero de flores para acá
Nos pertenece a nosotros

Entramos a la plaza
Cercadas por casas de adobe de dos pisos
Pero hay un flanco libre, da a la  cuesta

Nos apoyamos en el malecón
Miramos la hoyada de tableros sembrados
 De caminos oblicuos
Humo en los pajonales
Espectáculo magnifico

Pregunto a mi hijo
¿Cuándo ha llegado de Lima?
Y no está
Lo busco entre lo juglares bardos
entre los bailarines y expectantes
 Y no está
Regreso por el sendero a Pedregal
al pueblo de mi padre
llego a la plaza
e indago por mi hijo con su bicicleta
-¿De que hablas? me reclaman
Pregunto sobre el pueblo al final de la arboleda
-¡Ahí no hay nada, solo está el cementerio!


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