Comentarios irreales
Pedregal
Estaba en una calle
del pueblo
Con mis padres
hermanos y amigos
En la puerta de una
tienda, preciso,
Recibiendo el fresco
de la tarde
De pronto, por una
esquina
aparece mi hijo, el
que más dolor me da
dolor, porque me odia
y no sé cómo llegar a
él
Puesto un bivirí
jean azul ceñido,
fornido, hecho un
hombre
Se baja de la
bicicleta ágilmente
Apoyándose en el manillar
Se ve
Que pregunta a un
vecino por mi persona
¿Por qué pregunta si
me ha visto?
Pido excusa para
apartarme un rato
Seguramente viene a
reclamar
el resto de dinero
que le debo
Pero lo que me extraña
es que estoy en un
pueblito
perdido entre los
andes
¡A trescientos
kilómetros de Lima!
Aquí era fiesta del
santo patrón
¿Quieres conocer la
casa? -sugiero-
-Bueno, me dice, y me
lleva en la bici
Vamos saliendo del
pueblo hacia el sur
La casa de mi padre
está al salir
O a la entrada del
pueblo
-según como se vea-
Y no hallo la casa
donde me hospedo,
más bien, encuentro
un sendero
flanqueado por
avenida de arboles
que están lindando la cuesta,
y, recalando al cerro
arbustos con bellas
flores
Pienso
¿Cómo le digo a mi hijo
que no sé cuál es la casa?
Tal vez sea el pueblo
de mi madre
pero el de ella tampoco
es así
¿Dónde estoy?
Vamos por el bello
sendero
porque al fondo hay
un caserío
de unas cuantas casas
Conforme avanzamos
damos cuenta que tiene
plaza interior
Sus calles están
engalanadas
Cadenetas de colores
a la entrada
Pintarrajeado los
muros y fronteras
Pulsera escarpines
collarines, usan,
Todo adorno hecho de
papel crepé
Vivos colores
relucientes, cuelgan
Los muchachos y las
muchachas
los viejos sombrero y
camisa negro
Cruzan las calles en algarabía
Cantan bailan danzan
A un expectante, con
disimulo, pregunto,
Apeado ya de la
bicicleta
¿Qué pueblo es éste?
-Pedregal
(Sorpresa , pregunto)
-¿Hay otro Pedregal aquí?
¡De donde venimos se
llama igual!
-Ah, ese es otro
que pertenece a la
provincia vecina
Del sendero de flores
para acá
Nos pertenece a nosotros
Entramos a la plaza
Cercadas por casas de
adobe de dos pisos
Pero hay un flanco libre,
da a la cuesta
Nos apoyamos en el
malecón
Miramos la hoyada de
tableros sembrados
De caminos oblicuos
Humo en los pajonales
Espectáculo magnifico
Pregunto a mi hijo
¿Cuándo ha llegado de
Lima?
Y no está
Lo busco entre lo
juglares bardos
entre los bailarines
y expectantes
Y no está
Regreso por el sendero
a Pedregal
al pueblo de mi padre
llego a la plaza
e indago por mi hijo
con su bicicleta
-¿De que hablas? me
reclaman
Pregunto sobre el
pueblo al final de la arboleda
-¡Ahí no hay nada,
solo está el cementerio!
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