Somos un país fácil de contentar, cualquier artista de
segunda línea alborota y conmociona Lima, acapara portadas, entrevistas en
radios, periódicos, televisión. Tanto es
la relevancia que pergeño si como dicen
que la fulana tal, aparte de cantante protagoniza
alguna telenovela del momento me siento a ver la entrevista por televisión: ¡vaya! no hallo
nada notable en lo que dice; o, compro un CD si es un conjunto de rock y ¡nada! De cien canciones en veinte años de carrera dando conciertos por el
mundo habrá uno o dos temas que ha tenido pegada
Pero los jóvenes se amanecen en carpas días antes del concierto por adquirir una entrada: un conjunto de rock
que algunos integrantes han muerto o han
transmigrado, conjuntos desfasado en su propio país pero aquí se dan
cuenta que los idolatran.
Igual como aquellos jugadores extranjeros que contratan
nuestros principales clubes de fútbol:
mucha promesa en ellos, mucha alharaca y pocas nueces al acabar la temporada.
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