domingo, 6 de abril de 2014

Cotorras



Aquellas mujeres que hablan atropelladamente, que no dan respiro para enlazar  temas, aparte, ni chance a su interlocutor, generalmente, no es que sepan mucho, más bien,   carecen de ello y utilizan su berrear  como autodefensa. De estas hay muchas en los programas de farándula y de mediodía  que con el pretexto que el tiempo en la televisión  es oro hablan como cotorras  cosas insulsas, nimias o bizantinas. A veces por casualidad hay en el set un personaje internacional que está de paso por el país y necesitamos escucharlo. La casquivana   en cuestión se devana en presentarlo y no tiene pare que, al final, no quepa tiempo para el entrevistado. ¿Qué comen? ¿Caldo de loros?
A pesar que el peruano lee como promedio ½ libro por año, o sea no acaba el libro, otros países vecinos leen cinco o seis, España nueve… A pesar, digo, la peruana no se queda callada aunque diga tonterías pero sigue hablando y es inútil hacerla  callar.
Cuando vivía en  Las Gardenias y demoraba  dos horas el bus en llegar  a mi trabajo  varias veces me tocó viajar atrás de un par de damiselas que sentadas adelante le daban el gusto a la lengua Quedaba yo asombrado como hablaban,  íntegramente las dos horas, sin darse respiro para  aquietar la lengua Y pude ser testigo, en otra ocasión, que una abogada  le impelió a otra mujer a que  llevara su niña en su regazo y, así, cediera el asiento a una persona mayor La aludida no aceptó y expuso sus razones y se enfrascaron en un discusión sin remedio entonces es cuando la que exhortaba dijo su profesión y que se ajustaba al reglamento pero me parece que lo dijo  con el fin de amilanarla  pero, al contrario, la  exacerbó ¡Dios mío! tuve que bajarme porque seguían
dando cuerda a la falsa.

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