lunes, 14 de abril de 2014

Diez años más

Diría que me falta diez años, a lo más, de lucidez, el resto, negrura de los teñidos más oscuros, vegetar un poco más, aquí y lo infinito  espera allá. Ya no quiere invertir un hombre viejo en un negocio nuevo, lo poco que tiene con la consecuencia  que de ello pueda derivar desde fracasar estrepitosamente, otra vez, o a lo sumo trabajar para pagar  empleados,  gastos generales , contribuciones al gobierno local y al gobierno central, y estar expuesto  a  contingencias  imprevistas que un negocio  acarrea.
Ahora peor, estar contemplando como mi rodilla cada vez tiene menos maniobrabilidad  Lo que menos quiero –algún prejuicioso no falta- es enredarme en la viña florida del encanto sujeta, ya lo sé, al desencanto.
Hoy, de por si,  me da sueño en el día ¿Cómo podría mantener  un negocio a no ser que los mismos empleados  aprovechen   una merca  la rapiñen  cuando estoy dando mi siesta?
 Lo cierto es que para un pusilánime como yo-dirá mi hermana- todos los pretextos están a la orden del día, en la punta de mis labios.
Y estoy muy susceptible compartir esa vista.  Por eso  trato  minimizar mis gastos de mi escaso fondo y éste sea para lo inevitable pero no quiero reabrir un negocio.
Pero lo que quiero decir es si allano diez años más de labor a mi vida
Y me jubilo a partir de los setenta y picos mi salud será más deplorable
 y ya no me sirva para lo que hoy aun puedo.

 Lleno el día visitando centros culturales de Lima que son mayormente gratis, o llevo algunos cursos, también gratis o con poco costo. Así quiero aprender fotografía, pintura, natación, idiomas, ( confeccionado los cursos para personas mayores) y asistir a charlas de variopinto temas que las hay;  y  llegar a casa a escribir en mi blog  las peripecias del día. Lo importante es llenar el día.

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