Se le ocurrió al diablo ir al te deum de la catedral
Solamente para incordiar con los crédulos como
que el agua
bendita aleja su deidad maligna
¡Mentira! Puso sus garfios en la pila y no pasó nada.
El diablo disfrazado de común gentil no fue detectado
Sentado en el tercer banco púsose ver ecuménicas personas
Llamadas egregias personalidades de la ciudad
Se reía para sí, a todos conocía de qué pie flaqueaba
Torció más su nariz ver al feligrés adorar santos de yeso
En su reino él
no se lo permitía a pesar que podía obligarlo
Cuando pasó el presidente sus miradas se
encontraron
Vibraron sus interiores
Y ambos se sonrieron
Haciendo veloz empatía
como si se conocieran.
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