viernes, 26 de septiembre de 2014

La puerta rota

Francamente este Neandertal  me tenía cojudo
Así que un día tomé al toro por las astas y peleamos
Y cuando lo tuve en el suelo y estaba por levantarse
Le di un golpe que lo recostó de nuevo al piso.
Sangrando  por las comisuras de su labios, le dije:
¡Qué quieres carajo, si cuando niños harto jugábamos!
¿Por qué tendemos  hoy  a pelearnos por una mujer?
Solina se arrimó conmigo, ¡te la gané pues, te la gané y punto!
Además te di un buen sobregiro –aun tenia mi tienda-
¡Que más quieres carajo, Ya me tienes cojonudo!

En mi sueño regresé a mi casa, era más de media noche.
Noto que a la puerta de madera de la calle le falta una hoja.
Neandertal   puede venir de noche armado, pienso,
y atacarme mientras duermo;  un sudor frío me corroe
que me inquieta conseguir un paño para asegurar la puerta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario