jueves, 4 de septiembre de 2014

El homo emphaticus


 Thomas Piketty , el autor de El capitalismo en el siglo  XXI , en ella son  conocidos sus  tesis centrales que señalan, la tasa de retorno es mayor que la tasa de crecimiento…Piketty ha demostrado que la concentración del ingreso en Estados Unidos no estaba en el 20 por ciento más rico ¡Estaba concentrado en el uno por ciento! ...

Cristina  Lagarde, máxima autoridad del FMI  señaló: Las 85 personas  más ricas en el  mundo, que cabrían cómodamente  en un autobús de dos pisos, controlan la misma cantidad de bienes que la mitad más pobre de la población mundial, es decir, 3.500 millones de personas…Llama a la construcción de un capitalismo inclusivo donde el verdadero papel del sector financiero sea prestar servicio  a la economía, y no gobernarla.

Keynes advirtió en 1934: el capitalismo internacional, decadente pero  individualista,  en cuyas manos nos encontramos después de la guerra (primera), no es un éxito, no es inteligente, no es hermoso, no es justo, no es virtuoso. En pocas palabras, nos disgusta y comenzamos a despreciarlo. Pero cuando nos preguntamos qué pondremos en su lugar, nos encontramos extremadamente perplejos…
(Cristina  cree que es posible que los capitalistas sean solidarios , inclusivos, con los pobres? Yo creo que no.

Piketty sostiene que el Ingreso es igual al Costo de la empresa más el Beneficio. El Costo  viene dado por la Inversión en capital más la Inversión en contratar empleados, que llama Inversión en Salario. Asume una productividad del 100 por ciento (del PBI) exageradamente superior al promedio del 5%, aun así, dice  sobre la economía capitalista: Sin embargo se mueve (lo que demuestra que la tasa de retorno es mayor que la tasa de crecimiento)

¿Qué se hace entonces con los Beneficios? Pues, sencillamente se los reinvierte, en capital y en salarios, se continua reinvirtiendo más en capital que en salarios. Pero no se reinvierte todo, queda un saldo, que se destina legítimamente para el consumo o utilidad del empresario… Crecerá la renta o ingreso, crecerán las ganancias, crecerá la acumulación en capital,  crecerá la inversión en capital , pero no propiamente el salario.

En algún momento, sin embargo, esta fabulosa relojería se detendrá. No porque caiga las ganancias , no porque caiga la inversión en capital y la inversión en salario, sino porque las ganancia aun creciendo no alcanzan para cubrir las propias exigencia del mecanismo auto impuesto. Adviene entonces la crisis: hay empresario que quieren invertir, hay trabajadores que quieren trabajar, pero las fábricas y las inversiones disminuyen, hay desempleo, se acentúa la desigualdad hasta que la economía se vuelva a recomponer a la buena o la mala. El fantasma de Marx  proyectara su silueta: el verdadero límite de la producción capitalista es  el mismo capital. Si la crisis se resuelve a la mala, seguirá el camino que señaló Schumpeter: drenaje, triunfo de la empresa más fuerte, destrucción creativa, violencia y aun guerras.

Si es a la buena seguirá el camino del capitalismo distributivo que diagrama  Jeremy Rifkin en La civilización empática: el camino pacifico orientado  por las elites empresariales, gubernamentales  y de la sociedad civil  con el fin de hacer sitio  a una tercera revolución industrial de carácter distributivo y participativo, el triunfo del homo empahticus  sobre la perversa entropía del capitalismo actual.

(de Hildebrant en sus trece)

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