miércoles, 10 de septiembre de 2014

El alpinista

Desesperado por conquistar el Aconcagua (Pico más alto de América, en Chile) un alpinista inició su travesía después de años de preparación pero quería la gloria para él solo, por lo tanto, subió sin compañeros.
Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar sino que decidió seguir subiendo. Sin darse cuenta la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña  que ya  no se podía ver absoluta mente nada, todo era negro, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por nubes.

Subiendo por una acantilado, a solo cien metros de la cima se resbaló y se desplomó por los aires… caía a velocidad vertiginosa, solo podía  ver veloces manchas oscuras que pasaban a su lado y tener  la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Siguió  cayendo… y en esos angustiantes momentos pasaron por su mente todos los gratos y no tan gratos momentos de su vida, él pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente, sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos…, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad  con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar:
-¡Ayúdame señor mío…!
 De repente, una voz grave y profunda le contestó (era la voz de Dios, por supuesto)

-¿Qué quieres que haga?

-¡Sálvame, Dios mío!

-¿Realmente crees que te pueda salvar?

-¡Por supuesto, señor!

-Entonces suelta la cuerda que sostienes...

Hubo un momento de silencio y quietud.  El hombre se aferró más a la cuerda.

 Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado al alpinista congelado y muerto agarrado con fuerza a una cuerda ¡A solo dos metros del suelo!

 

¡Que difícil es para mucho confiar en Dios!, optan, según ellos, a lo más seguro, a sus medios que tienen al frente y no las que son por  fé en dios. Hasta  que la muerte los sorprende, entonces les es muy tarde.

 

(Volante que me dieron en la calle y, mecánicamente,  guardé en el bolsillo y que, ahora, en mi  noche meditabunda sin saber qué escribir reparé en ello , y lo transcribí . Volante de la iglesia  MMM)

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