viernes, 19 de septiembre de 2014

Historia de una letra

Mi segunda hija nació  en punto a las 2 a.m. con 3.750 kilos de peso en la Maternidad de Lima. No es que tenga eximía memoria sino que escarbando mi cajón de sastre encuentro  una cinta de esparadrapo que me dice ello  y detallo  el recuerdo a continuación:

 Todo normal cuando fui esa mañana de setiembre a saber cómo había despertado mi grávida mujer. En los hospitales públicos de este país no es como en las clínicas que te invitan, incluso, al quirófano premunido de mandil, mascarilla y  porta zapato.  A mi me mandaron a casa, incluso la noche anterior en que estaba programado dar a luz m diciéndome  que no me preocupara y que todo iba ir bien. Era mi cuarto hijo, en fin , cuando los números avanzan  disminuye nuestro entrega por quedarnos una noche entera de  vigilia. Volví  al día siguiente. Además tenía que cuidar los otros.
Llegué temprano a la cama de la sala. Vi a mi mujer, plácidamente dormida. Había pasado lo difícil Dormía, seguramente la noche había sido trabajosa.
A su lado derecho sobre una cuneta de metal, acolchada,  una criatura  también dormía, era la primera vez que nos enfrentábamos, le miré detenidamente, aun no sabia si era hombre o mujer. Mi mujer seguía durmiendo.  Por el chaleco entreabierto  vi en su pechina ,  adherido a él , una cuadricula adhesiva donde figuraba  escrito a lapicero los datos ,arriba, señalados, y de sexo la letra H, que  me decía que había un hombre más en mi casa,  de suerte   que, lo primero que pensé, mi apellido paterno se prolongaría,  tal vez varias décadas más , ido yo; no lo niego, me alegré , además, en mi libreta  tenía los nombres escogidos para varón.
Estaba previsto  porque la barriga de mi mujer en los últimos meses estaba en punta, hacia delante, y nuestras vecinas  decían que  iba ser hombre. (Además, estando en su preñez  si  le miraba por atrás no parecía llevar embarazo alguno, incluso, conservaba mi mujer el quiebre de su cintura)
En eso se despertó mi mujer, me sonrió  contenta y yo super feliz porque  me regalaba esa misma sonrisa que expresaba su alegría misma que daba después de tener cada hijo, dicho de paso, corroboré lo que dicen los libros : es  más hermosa la mujer después del parto.
Lo primero que me dijo fue ¿Te fijaste?
- Si, le dije, es un hombre y valiente.
 -¿Hombre? ¡Nooo, es mujer!¿ No le has abierto el pañal?
Volví  a ver la rubrica en la cinta adhesiva  y esta vez no era H sino  una M  con el caído vértice  que más parecía un travesaño.

Hoy, la voy a ver a mi hija, señorita ella, hermosa, es su cumpleaños y la historia de esta letra no quiero mencionarla, no vaya a pensar que no la haya querido.

Ella es un ángel en un poliedro  de mosaicos en una ventana de la Iglesia Mayor.
 
 
 

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