El toro color camarón no quería salir de la cajonera al ruedo
A los esfuerzos de ayudas que lo jalaban con soga atado a sus cuernosLa gente esperaba impaciente en la provisional tribuna del pueblo
Entonces doña Jesusa saltó del estrado a la arena
Y corriendo fue a la portezuela que cruzó y apartó a los monosabios
Enfrentó al toro ¡Más de cuatrocientos kilos!, ante el estupor del gentío
Doña Jesusa acarició la mollera del animal apapachándole:
¡Chino! -Así se llamaba su toro, era de su ganadería- ¿Chino, que pasa?
¿Por qué no quieres salir a torear? No te van a ser nada, solo es de suerte
Y doña Jesusa le agarró del cogote y lo llevó al centro del ruedo
Mansamente el animal le siguió y luego se dio paso a la corrida
Esa tarde, recuerda el pueblo, vio una de las faenas de más colorido.
(Chino era tan bravo que lo trajeron a torear en la plaza de Acho de Lima
Pastaba en las alturas, casi no bajaba al pueblo, solo para las fiestasSu hábitat era la laguna de Ticllacocha donde nace el rio Cañete)
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