viernes, 27 de septiembre de 2013

Volver, volver


A veces pienso que  recupero el camino a la normalidad. Hasta digo: me siento un poco feliz
Pero un hombre no puede estar sin mujer, sin  hijos, sin su familia y esto no es normal.
Si ella se hubiese ido, y yo no; si me hubiese ido a la antípoda del mundo, con la venia de ellos,
sería diferente. Pero ni se ha ido, ni me ido por otro abrazo.  Desterrado fui, no solo por ella
sino por todos. Había pensado, antes, en  negros desenlaces. Creí estar, a todo, preparado.
Pero nunca que ella y todos se parapetaran en la puerta y me impidiera entrar, sin motivo grave,
 que es lo que me sorprende, a no ser, que me gustaba interiorizarme  algo y no dar suntuosidades.
Si quisiera podría regresar como Atila, así  como recuperé dos terrenos de invasiones de extraños.
Recuperé lo que me costó mi sudor. Pero volver a ellos, verlos con coraje en la mirada, no, no es vivir.

Solamente espero  pidan que vuelva. Yo perdono  y pido perdón. Pero, se van corriendo los meses…

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