martes, 17 de septiembre de 2013

Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)


De su libro El Príncipito se han hecho 1300 ediciones y 145 millones de libros vendidos, algunas citas:
“A los mayores les gusta las cifras cuando se le habla de un nuevo amigo, jamás se le ocurre preguntar: que tono tiene su voz?, que juegos prefiere? , le gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio, preguntan: que edad tiene? cuantos hermanos tiene?  cuanto pesa? cuanto gana su padre? Solamente con esos detalles creen conocerlo”
Cierta vez El Principito se encontró con un zorro, éste le dijo: No estoy domesticado. El Principito le pregunta  el significado. Y el zorro le dice que la  domesticación se refiere al de crear un lazo que permite al  otro no ser más el otro sino aquel  sujeto único al que nos conectamos por mutua necesidad: Siendo solo mi vida era monótona, cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro. Pero si  me domesticas mi vida se llenará de sol.  Si quieres un amigo domestícame,  la amistad se construye desde los cimientos a cincel paciente a los largo de  los años.
Otro: “Me creía rico, en mi planeta, con una  flor única  y tres volcanes que apena me llegaban a la rodilla  y uno de los cuales estaba  acaso  extinguido para siempre. Resulta que cuando llegué a la tierra no tenía más que una rosa ordinaria.  Realmente no era  un gran príncipe…”, reconoció El Principito y se puso a llorar.
Su esposa  de Antoine de Saint-Exupéry era una hermosa mujer salvadoreña, era escritora, viuda. Tuvo además romances (antes de casarse ) con José Vasconcelos, filosofo; Gómez Carrillo, cónsul argentino y también con el  poeta DAnnuncio.  Sus dos maridos anteriores murieron jóvenes.  El matrimonio con Antoine de Saint-Exupéry duro 15 años
Antoine de Saint-Exupéry siendo apenas un niño vio a su hermano en el lecho de muerte. 21 años tenía  cuando realizó su servicio militar.
Desapareció su avión el 31-julio-1944 cerca de Marsella en su avión Lightning P-38 exactamente al este de la isla de Diov frente a la costa de Marsella.  Gozaba de los espacios  que le ofrecía su avión, la libertad de las alturas.  El cadáver de Antoine de Saint-Exupéry nunca fue hallado, como si se hubiera perdido con su nave a la eternidad.
 Sus últimos años tuvo problemas con la bebida... y por la mañana siguiente  escribía lo que había grabado en el dictáfono.
Oración de despedida (Predecía su muerte en la guerra):
“Cuando muera señor, llego a ti pues trabajaré a tu nombre  Yo he edificado este templo. A ti te corresponde habitar su silencio”.




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