De su libro El Príncipito se han hecho 1300 ediciones y
145 millones de libros vendidos, algunas citas:
“A los mayores les gusta las cifras cuando se le habla
de un nuevo amigo, jamás se le ocurre preguntar: que tono tiene su voz?, que
juegos prefiere? , le gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio, preguntan:
que edad tiene? cuantos hermanos tiene? cuanto pesa? cuanto gana su padre? Solamente
con esos detalles creen conocerlo”
Cierta vez El Principito se encontró con un zorro,
éste le dijo: No estoy domesticado. El Principito le pregunta el significado. Y el zorro le dice que
la domesticación se refiere al de crear
un lazo que permite al otro no ser más el otro sino aquel sujeto
único al que nos conectamos por mutua necesidad: Siendo solo mi vida era
monótona, cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y
todos los hombres se parecen. Me aburro. Pero si me domesticas mi vida se llenará de sol. Si quieres un amigo domestícame, la amistad se construye desde los cimientos a
cincel paciente a los largo de los años.
Otro: “Me creía rico, en mi planeta, con una flor única y tres volcanes que apena me llegaban a la
rodilla y uno de los cuales estaba acaso
extinguido para siempre. Resulta que cuando llegué a la tierra no tenía
más que una rosa ordinaria. Realmente no
era un gran príncipe…”, reconoció El
Principito y se puso a llorar.
Su esposa de Antoine
de Saint-Exupéry era una hermosa mujer salvadoreña, era escritora, viuda. Tuvo
además romances (antes de casarse ) con José Vasconcelos, filosofo; Gómez
Carrillo, cónsul argentino y también con el poeta DAnnuncio. Sus dos maridos anteriores murieron jóvenes. El matrimonio con Antoine de Saint-Exupéry
duro 15 años
Antoine de Saint-Exupéry siendo apenas un niño vio a
su hermano en el lecho de muerte. 21 años tenía
cuando realizó su servicio militar.
Desapareció su avión el 31-julio-1944 cerca de
Marsella en su avión Lightning P-38 exactamente al este de la isla de Diov
frente a la costa de Marsella. Gozaba de
los espacios que le ofrecía su avión, la
libertad de las alturas. El cadáver de
Antoine de Saint-Exupéry nunca fue hallado, como si se hubiera perdido con su
nave a la eternidad.
Sus últimos
años tuvo problemas con la bebida... y por la mañana siguiente escribía lo que había grabado en el dictáfono.
Oración de despedida (Predecía su muerte en la
guerra):
“Cuando muera señor, llego a ti pues trabajaré a tu
nombre Yo he edificado este templo. A ti
te corresponde habitar su silencio”.
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