Realmente soy una marica de miércoles. Dejé una nota debajo de mi
almohada: Má (mamá), voy a sacarme un diente, si algo pasa está mi testamento debajo del viejo
televisor Silvana.
Preferí un
consultorio de un hospital y no ir a
uno de la calle porque en aquel había un cuerpo neurológico de calidad, al
menos, eso fue la referencia que indagué. O sea, de los x hospitales de Lima
escogí ir al más apropiado para sacarme
un diente.
Realmente soy una
marica
de miércoles. Yo, que tanto escribo y digo que no se debe tener
miedo a la muerte, que se debe llevar en la mochila diaria como algo natural que deba suceder intempestivamente; yo, que me reía
de ella, sin embargo, no aguanté dos noches de
dolor.
Se me subió la presión emotiva a 160/180, justamente,
cuando me sentaba en la silla del dentista, tenía escozor en la cara, dolor en el cuello
(aunque este dolor lo tengo por una escoliosis) Se me metió en la cabeza que
podría darme una ACV (Accidente cerebro vascular) por la anestesia.
Además, mi
temor me impulsó escribir una tarjetita
a pulso de mi mano tembleque en el
caso quedara parapléjico: la dirección y teléfono de dos
familiares cercanos.
Realmente soy una marica de miércoles. Cuando todo salió sin novedad y corrí a casa a desaparece las
precauciones de la hoja antes que lo notaran.
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