Mientras el papa Francisco muestra al mundo cumplir su
gestión sencillamente, el sistema, la burocracia enquistada de
muchos lustros en el Banco Vaticano, conocido
formalmente Instituto para las Obras de Religión (IOR) campea a sus anchas la
corrupción.
Monseñor Scarano (61), contador, regresó a Italia sirviéndose de los nexos del
banco en Suiza la cantidad de 40 millones de euros para hacer el servicio a
unos cuantos millonarios y amigos del banco para así contrabandear dinero evitando la pesquisa en la aduana (por correr
a cargo del IOR) sin duda, por algunas comisiones y no tanto por amistad.
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