El Danzante de tijera, se dice, hace pacto con el
diablo para que éste le faculte su aptitud para el baile, tal que, se asemeje el danzarín a un bailante aéreo. A cambio, el diablo le cambia la persona, lo
convierte en un representante de él.
Esto le pasó a un danzarín a quién le hizo crecer los dientes como
colmillos. Este eximio danzarín tenia su hermana, primero, la incesto y, luego, obnubilado, le cercenó
la cabeza.
Cuentan que por las alturas de Abancay a un arriero se le junta otro de apariencia normal,
conversan y se acompañan un buen trecho
y cuando el forastero sugiere
descansar y pregunta ¿quieres comer? Y descubre
su atado y el incauto arriero si es una
persona débil se conmociona al ver la cabeza de la mujer cercenada.
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