Por una calle del centro de Lima, Camaná,a una cuadra de la Plaza Mayor
Vi un letrero ofreciendo un dulce de antaño, casi ya
extinto,
Lo compré porque mi padre solía entonar reiteradamente
una muletilla cuando yo era niño . Este dulce amelcochado en su papel que lo contenía leí ¡albricia! Ese estribillo
olvidado:
“Revolución
caliente, música para los dientes,
Azúcar, clavo y
canela, para rechinar las muelas,
Por una calle me voy Por otra calle me doy vuelta
Todo el que quiera comprar, que deje la puerta abierta…”.
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