Son las autoridades
de más responsabilidad en este país, en su gran mayoría, codiciosos, coimeros
que redunda en otros subalternos que copia como los alcaldes de los villorrios de los
lugares más alejados del país.
Y en ello tenemos en parte la culpa, el usuario.
Por ejemplo aquellos empleados de la municipalidad con quienes nos hemos
granjeado su amistad para beneficiarnos por alguna gestión o exoneración y
luego queremos retribuirle nos despide efusivo con un abrazo: No es nada amigo,
no es nada, estamos para servirle.Entonces pensamos, por un momento, que las cosas para bien están cambiando en la municipalidad.
¡Falso, esa gente no cambia!, estamos equivocados.
No les gusta mostrarse en la oficina pública ante la campaña anticorrupción es una cosa pero otra es que se agencien de la dirección fiscal o domiciliaria de nuestros documentos que lo tienen a su disposición y nos visiten cualquier día cercano, en muestra oficina de negocio o de fábrica.
Escudriñan, antes de preguntar por nosotros, hábilmente, en un santiamén la ponderación del negocio: Si es un pequeño pide tanto y si es grande tanto más. Ahora vienen a cobrar. Pero con una excusa, se nos presenta y nos dice que estaba de paso y nos recuerda que faltaba complementar al expediente algún detalle. Y nos persuade, sutilmente, la mordida, a la coima.
Bueno, alguien dirá que nosotros los contribuyentes debemos tener documentos al día y evitar sanciones pero las normas están cargadas en exceso de cumplimiento que cumplirlas al cien por ciento, sencillamente, el proyecto de preservar un negocio iría pronto al fracaso.
Las grandes empresas líderes de país no es que cumple al ciento por ciento las disposiciones tributarias sino por medio de intermediarios, lobbies, promueven que la ley se reglamente a su manera. A la carta.
o, sino, la republica peruana se convierta en una república empresarial donde los empresarios prestan sus ejecutivos al gobierno en los misterios estratégicos para cogobernar el país pero a sus empresas no se les fiscaliza.
Lo que sucede en chiquito sucede en grande. Hay
lobistas como León Alegría , Alberto Quimper que están al tanto de los extranjeros que quieren
invertir en el país y les allana el camino para sesionar a puertas cerradas con
las autoridades pertinentes cuyo fin es eludir tales normas o dictar leyes de excepción
que los inversores exigen, al presidente de la republica Hay ejemplos por mayor en este país.
Para
cualquier empresario común el monto
sobre el cual se calcula las bonificaciones, tiempo de servicio, etc es el Sueldo
Mínimo Vital, nadie puede variar tal. En cambio, las empresas transnacionales
de tiendas por departamentos, por ejemplo, han conseguido la dación de una ley
que para pagar los años de servicios de un trabajador utiliza el monto
imponible bajo, o sea si el monto sobre el cual calcular ,actual,es de 750 soles, que
los hacen las pequeñas empresas para estas transnacionales emplean un monto imponible menor, por ejemplo 200 soles. De esta manera
un trabajador de Ripley chilena que se retire con 18 años de laborar en esa
empresa recibe un escuálido monto de retiro.
Y el gobierno no puede salir a favor de trabajador porque esa es la condición que las trans. han impuesto
para invertir en el país. Y muy orondo el gobierno se pavonea: Somos un país de
confianza, de crédito, vienen a invertir
de afuera. Pero los trabajadores
siempre son la última rueda del coche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario