A mí (Aurea Pajares que
representa a los 22 hermanos) el propio campesino Sebastián Castrejón me ha dicho
que la minera Yanacocha los llamó y les pidió que firmaran unos papeles a cambio
de cien soles, y que les ofreció mil soles si conseguían un documento con la firma
de mi papá y se lo prestara a la minera. Ellos no saben leer ni escribir. Han
rubricado solo con su huella digital en muchos casos.
Cuando la esposa de mi papá, Beatriz Velásquez falleció (mi padre ya había
sufrido un derrame cerebral y declarado interdicto) nosotros nos reunimos.
Algunos venimos del extranjero y, juntos, hicimos la declaración de herederos.
Cuando fuimos a la minera Yanacocha a presentar nuestros documentos
inmediatamente nos mandaron más de 600 demandas, 28 por cada minuta de compra
venta por 22 hermanos. La minera sabía que mi padre era el dueño de esos predios
desde los años cincuenta, porque su representante para compra de tierras, Esaúd
Saleh Vergara, pidió una copia de la escritura de mi padre en 1993. Incluso se acercó a la esposa de mi padre a hablarle sobre las
tierras y ella se negó aceptarlo.
Después de tanto reclamar el abogado de la minera Yanacocha Wilby Cáceres Pinedo nos ha dicho que por nuestros papelitos, es decir, por nuestras escrituras
públicas, nos podía dar siete mil dólares por cada hermano y un panetón para
que pasemos una linda navidad.
Nosotros no somos dueños del oro, el oro es del gobierno, es del Perú.
Nosotros somos dueños de la superficie
En una ocasión uno de mis hermanos pidió tres millones de dólares para cada
uno contando el precio justo para 3750 hectáreas y por la
indemnización por los 21 años que han usufructuado
las tierras extrayendo 26 millones de onzas de oro, y ellos salieron matándose
de la risa...
(1) Yanacocha,
subsidiria de la transnacional Newmont Mining ( USA) asociada con la peruana
Cia. Buenaventura.
Hildebrant en sus trece Nº
208
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