Hay un puente que cruza un rio, casi seco. A mi
espalda dejo un pueblo de arquetipo africano. Del puente nace una rampa que va
paralela al rio cuyo pilotes de la rampa se asientan en el borde del lecho,
rampa por donde gozo caminar y ver a
ambos lados del cause la verde arboleda africana.
Me llama la atención cuan largo es la rampa. A lo lejos veo un anexo del pueblo. Conforme
me voy acercando noto que hay una feria a la entrada de la misma, está celebrando
la gente morena algo. Voy acercándome más y distingo unos osos que un domador gobierna. Son osos medianos de
color negro de apariencia inofensiva. En áfrica no hay osos pero así es mi
sueño. Sin embargo, uno de ellos al verme solo por la calzada corre hacia mí. ¿Qué
hacer? No sé, no puedo regresar hasta el puente que he dejado bien atrás, y ponerme a buen
recaudo, no puedo lanzarme de la rampa, esta alto respecto al nivel del rio.Entonces me regreso corriendo al puente pensando ser más veloz que el oso que viene tras de mí, tras él los otros osos y, más atrás, el domador ; y la gente morena apoyada a la balaustrada del puente se regocijan de mi apuro.
Incluso, creo notar que algunos hacen apuesta si el
oso me alcanza o no.
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