sábado, 2 de agosto de 2014

El abrazo del oso



Aquel hijo es reprendido por su madre, motivo, haber  robado sus pendientes y reloj  de oro,  sus collares, venderlos y, así, poder salir con su enamorada quién también esté presente en la alcoba recibiendo los regaños de la acalorada madre.

A pesar de ser cierto lo niega él, dice: ¡cómo voy hacer una cosa así..!

La madre se cansa de lanzar  maldiciones  e imprecaciones y se sienta en  el borde de la cama y empieza a llorar su triste suerte con su hijo porque no es la primera vez que ello sucede, entonces, el joven se le acerca  como si estuviera condolido por el llanto de la madre.

Le meza los cabellos, la acaricia,  impregna  en sus dedos  lágrimas que ruedan por la mejilla de su madre y con voz sentida le dice: Perdóname,  perdóname…

La madre se deja  acariciar,  pensando en la sana enmienda de su hijo.

Cuando la tiene en sus  manos, desprotegida, el mal hijo con una repentina fuerza bárbara  aprisiona  el cuello de  su madre larguísimos segundos,   y, aun mas, la descoyunta y la mata.

Luego, con su enamorada (18) la meten a la maletera de un auto  para llevarlo y botarlo en un descampado por la carretera que va a Cieneguilla.

En el camino, en un grifo, el joven con su enamorada planean, además, quemarla para que no la reconozcan.  En un grifo se baja el joven para comprar  un  bidón  de petróleo, pero la muchacha le llama y le dice: ¡Petróleo no, compra gasolina, es más rápido!

Llegado al lugar la botan y la queman.

 

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