Los patriarcas del negocio toman café en la mesa pequeña
recostado al poste de luz de la calle
Miran, con sus caras arrugadas
la escena diaria de sus hijos que heredaron su labor:
Teñido de zapatos
La hija mayor, tiñe mi zapatilla de gamuza
a un color azul oscuro,
mientras espero, sentado, en un silla blanca,
prácticamente en la pista ,
solo que esta zona de Caquetá
es un pandemónium
de ambulantes de diversa venta y oficio
que han apropiado veredas y parte de la calle
El esposo de ésta atiende a otros clientes
que compran pomos preparado de pintura para zapatos
La nuera, de éstos, matiza teñidas
para encontrar el color deseado
para otro cliente que trajo botines
cuyo resultado final es un color indescifrable.
El joven marido
limpia la superficie de cuero de otra prenda con thiner
aplica la primera mano con espuma especial
y espera el secado del cuero
para aplicar la segunda mano, con tinte,y salga perfecto
De rato en rato, la familia cuenta sus cosas
para hacer llevadero el trabajo y no aburrirse
La joven madre grita a sus dos hijos pequeños
que corretean a la pega, no salgan de la majada,
yaque fuera los carros transitan lentamente
El perro de la familia rasca sus pulgas
se reacomoda en una caja debajo del carromato
Cuatro generaciones y un perro
ocupando la esquina de una calle
La suegra, la que me atiende, grita de ves en cuando:
¡Tinta para zapato, casero, para gamuza para cuero!
Con arenilla, o con tinte ¡venga casero!
Yo, de rato en rato cuido mi espalda
no me vaya empujar un vehículo
y hacerme volar como Superman
Si bien es cierto hay un mercadillo ambulante en la acera
y los vehículos pasan a velocidad mínima
pero si a uno se le rompe la dirección o se queda sin freno
barrería el negocio precario con clientes y todo, temo.
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