Al ver en una lápida la inscripción de un tal Chancla Ballarta mi hermano Cuarto contó:
Era uno de los forajidos mentados en el pueblo en los años veinte y treinta por ser uno de los tildados matones, con muchas cicatrices propias y cruzes ajenas en su haber Murió a los 107 años
Cuando cumplió 100 años estando Chancla en Lima lo entrevistaron en una estación que irradiaba música y noticias quinchinas El locutor, paisano de él, tuvo temor preguntar sus tropelías de joven
El locutor tenía un colega ayavirino -pueblo cercano a Quinches, en la otra quebrada-que en una reunión le inquirió si en quinches un tal Chancla estaba aun vivo Porqué, demandó, el locutor quinchino Es que ese Chancla era un zorro de los caminos, contó el ayavirino, Le robaba a mi abuelo que vendía cañazo por los pueblos, reveló.
Fue en mérito de esto que el tal locutor de La hora quinchina se propuso buscarlo y hacerle una entrevista en la radio Pero solo le pregunto (le tenía miedo a pesar de sus cien años):
- ¿Cuál era el secreto para vivir tanto?
Oía bien el viejo Yo lo escuché Respondió:
- Yo, carajo, de joven comía harta cancha, harto queso, bastante leche y no como los jóvenes de ahora comen salchipapa, pollo broster ¡que van a llegar ni a cincuenta años, carajo!
Segundo, amplía:
Ciro Mendoza, era peor Mata huanca le decían Mata mercachifles que venían del centro del país, zona huanca Estos venían de otros pueblos vendiendo ollas, por ejemplo, el Ciro les daba incluso alojamiento y cuando partían del pueblo de regreso lo esperaba en un paraje, le robaba y le daba vuelta
Luego esperaba la noche y lo escondía en nichos abandonados del pueblo o encimando a otros muertos Después, la familia del desaparecido venía a buscarlo y nadie daba razón y muchos temían a Ciro Mendoza delatarlo por la represalia
Sería bueno pegar aquí las letras de una canción de Stan Jones-L. de LLano, Jinetes en el cielo
En una noche de terrible tempestadEsto le hizo recordar a mi madre que Huañec su pueblo tenía un paladin parecido
cruzando por el valle iba un vaquero en su corcel
de pronto, vio en el cielo con radiante claridad
rebaño de mil vacas fantasmas en tropel
Arreae, arreo, el lúgubre clamor
Los ojos de esas bestias eran brasas al mirar
los cascos de sus patas centellaban al pisar
sus trágicos bramidos tenia algo de infernal
sus cuernos eran negros como brillo de metal
Arreae, arreo, el lúgubre clamor
detrás de la manada cabalgaba sin cesar
jinetes celestiales lo trataban de alcanzar
entonces, el vaquero solitario oyó una voz
la voz de la conciencia como una maldición
arreae, arreao, el lúgubre clamor
Si quieres salvar tu alma y saber lo que es la paz
tu debes apartarte por tu bien de la maldad
si no tendrás por fuerza que venir siempre detrás
arreando este rebaño toda una eternidad
arreae , arreao, el lúgubre clamor..
Marco Reyes, era el hombre mas mentado de Huañec, cuenta, por sus desordenes y algaradas
Así como Quinches tenía al tal Chancla o Ciro Mendoza o Caín Baltazar, en Huañec, era Marco Reyes
aunque no era matón, era vozarrón, peleador , no le tenía miedo a nadie a pesar de no ser tan alto
pero era agarrao de cuerpo y buen mozo Tuvo muchas mujeres y de diferentes pueblos...
La última mujer fue de Huampará, intervino Cuarto y está enterrado Marco Reyes en Huampará
¿Porqué, si los huañinos lo quería como a un dios? Todos creen que está enterrado en Huañec pero no.
Voy a contar
Una vez cuando estaba organizando una fiesta allí, su hijo que es ingeniero de minas, le conozco,
regresaba a Lima en su moderna camioneta se apeó, le pregunté, Que hacia en Huampará, y el me dijo
Voy a ver a mi padre, un rato, al cementerio No vaya ser que me jale la pata Y conversamos un rato con una heladita cosas que ahora les digo:
Cuando murió Marco Reyes la gente no lo quería hacer salir el féretro de huañec porque era personaje emblemático Regresaron al cementerio, a su nicho, y lo volvieron a enterrar ante el desconcierto de la viuda huamparina
Pero la huamparina fue otro día, de noche, acompañada con cuatro montaraz decididos a todo, con pala y pico y arma de fuego y una camioneta que disimulado esperaba cerca al cementerio
¡Tanto seria el amor que le profesaba ella! Lo sacaron y al punto fugaron de Huañec con el ataúd
Los huañinos enterados quisieron hacer la guerra y recuperar a su estandarte pero, horas después,
mas sosegados , desistieron ¡Que vamos hacer pue, es su mujer, razón tendrá ! se resignaron
En una lápida cerca a la puerta de salida hay una inscripción que me gustaría para mí:
No estoy muerto, solo estoy dormido Moriré el día que dejen de venir a verme.
Saliendo del cementerio en un huerto cercado con la puerta abierta hay una planta
que parece al tallo del orégano pero es de un verde intenso, le pregunto a mamá, Qué es eso?
Eso se llama ñaca ñaca, es droga, lo usaban antes para hacer cigarro Crecen en borde de los caminos
Pero aquí está en un huerto cercado, aclaré Algo harán con ella, respondió recelosa
Encima del cementerio han hecho el Acho Nuevo del pueblo, aun sin terminar La tribuna enmaderada
Solo ha habido allí dos o tres presentaciones Los contrarios a este Acho, dicen, Dejemos tranquilos a los muertos, no a las corridas en el Acho nuevo La gente y las autoridades prefieren asistir al coso que hicieron
de material noble , casi, al (canto)borde del pueblo. Por el terremoto de Ica sufrió rajaduras su estructura aunque no se desplomó ninguna tribuna las rajaduras son notables He tomado unas fotos, un día después de asistir a la corrida La puerta de acceso estrechísima Si sucede un temblor fuerte en pleno espectáculo con las tendidas llenas de gente el público en vez de saltar a la arena y escapar por el portón -donde entra el vacuno, una curva cerrada que da al precipicio- pienso , por temor del deslizamiento de tierra hacia la peña preferirá escapar por la puerta pequeña que, para colmo, da a un callejón estrecho Seria un holocausto De eso conversáramos con el Gobernador y Juan Rodrigues cuyo hermano de este -me contó- era amigo intimo de papá, que dijo: Había quinchinos que protestaban por el peligro velado Pero había muchos mas que no le importaba Nos despedimos
Para regresar a casa hay una calle, San Martín, que es plana y tienen que hacer mamá y mi hermana
un rodeo para llegar a casa, Y hay otra calle, inclinada, directa, por donde vamos a insistencia de cuarto que nos quiere contar algo.Dice
Los carros pasan dificultosamente por esta calle, calle Grau , donde está nuestra casa
es estrecha e inclinada por eso prefieren tomar la calle pegada al cerro, San Martín
Cuando estuve trayendo arena en un volquete desde el río para asentar el piso cerámico que se había traído de Lima hice subir el volquete por esta pendiente, para llevarlo hasta la puerta de la casa y hacer mas fácil el acarreo Pero el carro con el material no podía subir mas Baja, me dijo al chofer y coloca una piedra en la rueda Lo hice Y el intentó de nuevo avanzar El carro respondió un trecho Yo seguía por atrás, a pie, entonces el camión se detuvo, se desengancho el freno y retrocedía atrás , pelilgrosamente Carajo!?¿ quieres matarme?¡frena carajo! dije La calle es estrecha, tenía la muerte segura Grité de nuevo El chofer echó, entonces. la tolva contra la pared de un corral y se detuvo el carro Era una suerte, contó, secándose la frente de sudor ,y, nos señalaba la pared de adobe destruida.
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