Alguna vez leí: Si quieres que tu hijo sea pianista
compra uno cuando sea niño, ubícalo en la sala
y la curiosidad pronto le invadirá.
He comprado, joven, muchos libros en bazar suelo
lo ubiqué en el rellano de la escalera, exprofeso,
para que mis hijos curiosearan al subir o bajar
Tantos años esperar tal consuelo,
por lo menos, hojearan las novelas de grandes autores
y pudiera,yo, con mis hijos, intercambiar citas literarias
Mis libros amarillan, deshojan, dan pena y lloran;
mas bien, las termitas le visitan
Si me dijeran otros padres con el ejemplo se educa,
respondo: Me han visto reiteradas veces leyendo
en la azotea con la sombrilla y un refresco al lado,
sin embargo, tantos hijos, siete,
y ninguno es amante a las letras como quería
O, estoy dado a pensar, últimamente:
¿será la imagen apenada que doy y culpan
a los libros por tal oquedad mía?
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