viernes, 7 de septiembre de 2012

Sábado: Volver a Lima


A las cinco sale el carro, cinco de la mañana Soy el que da el toque de diana
No pude dormir pensando que  mi padre se llevó toda su ropa, predijo con acierto que no volvería
Yo no tengo nada que llevar, solo lo que traje pero conjeturo si volveré Tal vez, el redondel no alcance Ya que la última vez que vine fue hace 46 años
Pensé que papá iba a molestarme en las noches que dormí en su cama de su pueblo Pero no Papá era hombre bueno
Y tengo el acierto no haberle faltado el respeto ni una vez, ni en voz ni palabra
Aun así, había noches que sentía como si un gatito se posara en el hueco de mi cama O, a veces,
cuando no podía dormir oía el roncar sordo de mamá acompañado de otro fino y cadencioso  como de papá en sus últimos días La estaría acompañando? contándole algunas cosas al oído, tal que, al día siguiente, mamá decía haberle soñado? Solo dios sabrá Soy  renuente a creer esas cosas
No se levantan a mi llamado Son las cuatro
Mis cosas ya están lista Debería bañarme Pero el agua es tan fría aquí, no me cansaré decirlo
Me hizo doler los dientes unos días Me bañaré cuando llegue a Lima

Ya estamos todos listos Mi madre se demora Está buscando una calceta de media de lana que le falta
El otro ya lo tiene puesto y busca  mirando debajo de la cama, y nada.
Entonces, mi hermana se da cuenta (tal vez porque antes ya le pasó a mamá)  que en un solo pie ha puesto las dos medias ¡Ay dios, ya no valgo  para nada!, reniega mamá



Se ha llanteado el carro dice mi hermano Cuarto a poco de salir de Quinches por la pampa de Urcos
Estamos todos apeados mirando el percance Aun se ven los pueblos que hemos dejado a la otra banda
Cuarto, me hace entender que la llanta de atrás del minivan se sobrecalentó y es porque se ha solidificado, se ha puesto duro las vías y el liquido de freno no distribuye bien a las ruedas
También hay problemas en los pistones ¿Que esperamos entonces? pregunto
Yo me regreso a Quinches, no importa a pie, dice mi cuñado, ¡cómo vamos a bajar con este carro
sin frenos hasta Huampará! Más rápido,dice Cuarto y se ríe
La rueda tiene que enfriarse, sugiere Cuarto, golpear con algo contundente la zona afectada y trabajar con mucho aceite de freno, y el chófer no tiene herramientas
El chófer agachado a la rueda escucha, no objeta Llama a su colega por celular, otra minivan que momentos antes nos pasó, solo con dos pasajeros-son de la misma empresa- Y le suplica que
despache esos dos con otro  carro en Huampará y regrese a recogernos Le dice que somos diez personas
Nos demora el viaje como tres cuartos de hora. Camino abajo , camino arriba de la carretera
calentando las piernas Divago ¿si se hiciera una funicular desde la pampa de Urcos
 hasta Cochas, no sería turístico?
Dicen que esta pampa en mes de abril esta verde -pasto natural- Y los que tienen vacas vienen
a pastar sus animales, y en los  bordes  de la carretera ofrecen leche en cántaros, quesillo, requesón  barato Todos estos pueblos esperan las lluvias para el pasto para sus animales
Divago: pero si se pudiera sacar una acequia  para esta pampa como  la acequia de Punaje o Llatura  podría ser diferente la perspectiva de vida Es una pampa amplia
 Aquí los indómitos Yauyos hacían su entrenamiento para la guerra cuando el Pachacutec venia del Cuzco a dominarlos porque sabido era que los Yauyos era renuentes a dar  impuestos al Inca,
 dice la historia
Hay una prueba de lo que digo: La ruinas de Lachaguay, encima de nosotros, sobre la cresta del cerro que, los profesores del colegio de Quinches traen a sus alumnos en excursión como visita guiada

Llega la otra minivan Reiniciamos el viaje sin novedad. Bajamos has el río Huampará y de ahi ascendemos lomo largo hasta el abra de tres cruces donde termina la subida y empieza el descenso Ahí, en tres cruces doy una última vuelta hacia atrás y me despido de la zona noroeste, de sus picos, sus cerros, sus pueblos, sus historias y prometo volver trayendo los restos de mi padre.
Ojalá que para esa vez quieran venir mis hijos.
Bajando por Pilacuesta con  el cálido sol serrano palmoteando la parrilla del minivan     se ve en las abras de los cerros que pertenecen a  Omas,abajo, en dirección a la costa
una alfombra de nubes quietas,  inmóviles, que no logran rebasar esa defensa orográfrica A primera impresión  parece un montón    de almohadones recostados sobre los cerros y a lontananza el limbo de un mar ignoto mayúsculo Pero, dentro de ese manto hay vida, hay ciudades, está mi casa
Volver a Lima, yo en particular, es nada nuevo encontrar Volveré a vagar sus calles sin  objetivo ni proyecto de vida plausible Veo en la cara de mi cuñado, por ejemplo, caso contrario,  animoso a reiniciar sus labores en su empresa , renovado el cuerpo con el reparador descanso
Yo no me alegro volver

FIN



























ella esta la ciudad esperandonos

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