la iglesia Santa Matilde estaba llena, tope a tope
Ocho de la mañana, primera misa, acompaño a mamá
El sacerdote antes de dar inicio advierte: Apaguen celulares,
es falta de respeto que un feligrés se retire para atender una llamada
Dicho eso empezó la sacristía
pero el sacerdote no contó con el perro de doña Rociada
un enorme gran danés color amarillo atigrado;
correteaba por los laterales buscándola
Mi madre dijo: Siempre viene ,seguro,
le han dejado la puerta abierta y ha escapado.
En efecto, salió a buscar a su ama, primero al mercado,
al no hallarlo reparó que era domingo y vino a la iglesia
¿Acaso los perros no diferencian los días?
Y el trabajo que se daba el dogo buscando a su ama
mientras el padre, brazo en alto, leía atento el evangelio del día
el perro buscaba por el crucero menor
y, ahora, venia por el pasaje principal
Hasta que la halló a doña Rociada en medio de un banco
el perro quería entrar a como de lugar, sin importarle los vecinos,
hasta que la vieja le grito ¡Quieto! ¡ Siéntate!
Y el perro se aquietó justamente delante mio
¡Qué inmenso animal! Cuerpo recio Pelo apretado
Majestuoso, patas formidables
Dicen que es un perro noble, cariñoso
pero tanto cariño puede tumbar a su ama
No acostumbra habitar en un patio, sino
quiere ser considerado como miembro mas de la familia
Y vaya trabajo que se dará doña Rociada
cuando el perro está de mal humor y tranca la puerta.
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