Resulta que los mendigos una noche se le ocurrieron hablar de su dadores
- Esa flaca de la esquina de la calle tal, esa que vende bandejas y vasos de tecnokpor
¡es una mierda! A pesar que es evangélica y asiste a una iglesia donde dona
miles de soles como diezmo no te da ni un céntimo.
-Si pues, concilió otro, tiene una escoba ex- profeso para nosotros cerca a la puerta y nos amenaza golpearnos cuando demasiado le exigimos
Tercio otro, dijo:
-Ahora la jodo carajo! Su vecino, el aceitunero, es bueno me apoya bien
Cada dos días voy y me da buena propina ¡diez soles! pero tengo que su botarle su basurita
Dice mi bienhechor: el furgón del municipio recoge en la noche la basura y yo cierro mi tienda temprano
Pero ahora se jodió la flaca -agregó decidido- voy ha dejar, cada ves, la basura del aceitunero
en su tienda sin que se de cuenta.
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