Los crímenes por encargo están aumentando
no solo en Lima, también en provincias.
Lonchera, apodo de un rufián
pedía cupos a las constructoras de obras civiles
de proyectos grandes, sobre todo.
Pedía cupos para no atentar o paralizar la obra
Lonchera dirigía una gavilla de delincuentes
a vista y paciencia de las autoridades
ya que, lonchera, con el pretexto de exigir
puestos de trabajo para sus sindicalizados,
atemorizaba a la constructora,
ésta, no podía dar más colocaciones,
o aquellos recomendados no lo ameritaban,
o, por evitar que paralicen la obra
les entregaba, no poco dinero, al cabecilla lonchera
que se quedaba con mayor parte del mismo,
o incumplía las promesas a sus sindicalizados
a quienes también exigía dinero de adelanto
¡Vaya uno saber porque! pero, seguramente,
por cuentas no claras, le trajo enemigos
Lonchera, barría todas las mañanas el frontis de su casa
casi a una hora fija, nueve de la mañana,
Es que, su casa estaba cerca al camal de Chimbote
donde ambulantes y tenderos ensuciaban a diario
Esa mañana, lonchera no adivinó que estaba pedido
Vio acercarse a un matarife que venía del camal
con su mandil blanco largo, botas blancas,
en una mano su gorra, en el otro un balde
Cuando estuvo el matarife cerca, metió la mano al balde
sacó un revolver y le descerrajó dos tiros a quemarropa
entonces, lonchera cayó y vio con terror al sicario;
y una moto lineal que se acercaba ( comprendió tarde)
Y se acercó mas el sicario para darle el tiro de gracia.
Lo terrible es que en este país no habiendo para los jóvenes
expectativa por tener trabajo estable y digno
el sicariato va ganando contingente por ellos.
Bajan su oferta y hacen el encargo por menos dinero.
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