Había una ves en la región de Morokoshi, una mujer llamada Chinshi
que estaba unido a su esposo por un amor intenso
Un día, el esposo le dijo que iba a partir a un lugar remoto
Y los dos pensaron con tristeza: He aquí, el final de nuestra unión
Para procurarle ayuda a su amor rompieron un espejo en dos pedazos
uno para cada uno de los lados
Después el marido emprendió el viaje
La joven esposa contemplaba el trozo de espejo turbio y lechoso
como el rostro de la luna semicubierta por las nubes
Las noches pasaban en angustiosa espera
Las mañanas bañábanse en lágrimas ¡Ni una carta llegaba!
Y los días seguían a los días mas el esposo no regresaba
Fue transcurriendo el tiempo sombrío, cruzaba paso a paso el otoño
cuando una tarde el murmullo del viento trajo la noticia:
El esposo vivía rico y poderoso en un país extranjero
¡Ay de mi! exclamó la pobre abandonada
Las olas del río Yoshiro se persiguen y vuelven sin cesar pero él no volverá
Desesperada tomó entre sus manos la media luna del espejo
semejante al cuarto creciente que luce sobre los montes
inclinó la cabeza y se puso a llorar
Y he aquí que una urraca volando en el cielo azul
rozó con su ala negra las cejas de la desdichada
La urraca (pájaro de patas y pico negro y alas rojizas)
voló y volvió a volar y su cuerpo era como una danza
y la danza daba vueltas alrededor de la joven
Después, sucedió algo milagroso: la urraca se convirtió en el espejo
y el espejo era todo redondo y completo como lo fue en otro tiempo
Así, gracias a este milagro fue anunciado el próximo regreso del esposo
el retorno de la alegría, la recompensa a la esposa
por la fidelidad de su corazón .
(Cuento japones)
No hay comentarios:
Publicar un comentario