miércoles, 26 de septiembre de 2012

Chela

De improviso me encontré con  Chela y no la reconocí Estaba subida de peso
Si no era por su hermana María a quién sí ocasionalmente la veía en el puesto de su cuñado, cerca a donde era mi tienda, no hubiese reparado en ella
María, dijo, Tengo que hacer compras, les dejo
Tantos años pero tantos años sin verla ocasionó leve taquicardia e irrumpió en el velo de mis ojos el humo previo a las lágrimas Nos abrazamos y en ese momento quise llorar
Tanto tiempo , dijo ella,también, al soltarse, a la vez  que su sonrisa se abría y mostraba sus dientes blancos y perfectos con una pieza incrustada en oro Sonrisa, que no la recibía desde hace mucho, de nadie, y , me dice, pienso, que le va bien porque debe tener el corazón y su vida tranquila
Conversamos un rato Mientas lo hacíamos paralelamente retrocedía la cinta bastante trecho Era mejor empezar por adelante y  llegar a mi primer sentimiento 
En efecto, la conocí cuando tenía trece años y ella doce
Ahora, atenta a mi traza, no le será difícil darse cuenta mi deprimente estado.
 Ya no tenia tienda La había traspasado, pero aun trabajaba  por los alrededores Repartía  mercaderías en mi carretilla algunos productos y, a veces, de regreso, recalaba  en el puesto  de verduras cuando se encontraba la señora  María
Le había preguntado por Chela , me dijo estaba en  el Cuzco Aunque me hubiese dicho que estaba en Lima  y me hubiese invitado  a verla no iría No me permitía,yo, ese regalo
En el recuerdo  nos hacíamos ilusiones por nuestro porvenir cuando, luego, ya teníamos  16 y ella 15 Y recordando este detalle sucedió lo que temía Me puse a llorar. cosa que nunca me había pasado delante de una mujer  y, menos en la calle Volví abrazarla y en el hueco de su hombro acabé mi  gemido
- Chelita... Chelilta, bramaba entrecortado
Ella se  sorprendió, pero con sus manos suaves alisó mis cabello cano
  -Dios mio! ¡cómo puedo llorar!  Pudiste haber venido con tu esposo!.
-No, he venido sola, me tranquilizó
-Disculpa , dije, no sabia qué decir  Es que soy sentimental, pronuncié memez
-No te preocupes, dijo, nombrándome con una dulzura que me hacia recordar vivencia pasada
Su cuñado atento se hizo el disimulado y atendía a sus clientes pero nos alcanzó dos sillas y en la puerta de su establecimiento conversamos
-Qué pasa? preguntó, cuéntamelo Pero no le conté ni una palabra Ya estaba repuesto y eludía sus preguntas habilmente y culpaba a mis años, a mis  defensas precarias, y otras excusas
 Sin contar mis carencias torné la plática a la situaciòn de ella : Cómo estaba,qué de su esposo, qué de sus hijos, qué de ella misma Así me enteré que era como lo común, gente emergente emprendedora que triunfa
Había pasado 45 años Había hecho su vida parte en Cuzco, parte en Lima Había pasado muchos años que era tonto pedir explicaciones
Luego,  nos despedimos y quedamos para vernos en el cumpleaños de María que se acercaba y, esperaba, que asistiera con mi esposa y algunos de mis hijos  Acepté pero no pienso ir
De regreso, halando mi carreta al depósito donde trabajaba liberé pausa y recordé:
 Trabajábamos en el mismo mercado, aquí cerca, a una cuadra, yo, en el giro de frutas ayudando a mamá y ,ella, frente a mí, vendiendo  hortalizas, ayudando a su hermana María,  mayor en edad
Recuerdo, Su vestido celeste almidonado, crujía con cualquier rose,
recuerdo, una agujeta prendido a su moño, o ,a veces,  su vincha blanca ajustándole y su flequillo largo que, cuando se sofocaba lo soplaba  aireándose el cerquillo y su linda sonrisa formando hoyuelos cuando me pedía, por ejemplo, cambio de billete por moneda
Después del mediodía, cuando el barullo de compradores  se disipaba y su hermana se iba a cocinar en su cuarto alquilado, y mi mamá iba a lavar  ropa en casa encargándome la venta y el cierre del negocio,  nos quedábamos solos. frente a frente, compartiendo la tarde conversando y avivando las primeras hebras cerca al corazón
En tiempo de frío, era común verla con su trinitaria de lana en su cabecilla y para estar abrigados nos sentábamos juntos en el mismo banco ,cerca, bien en su venta o en la mía
Nos poníamos a cantar canciones a medio saber, reíamos, prometíamos cosas serias de mayores
 Entonces, ella preparaba una rica ensalada con sus verduras y hierbas aromáticas y, yo ,pedía un pollo frito con arroz a la vecina, mamá de Zenen, para los dos, vecina, que cuando nos atendía decía. Ay, estos tórtolos
Que inocencia la mía! recuerdo, no haberla robado ni un beso cuando sus ojos me los pedían
Hicimos una cita para el cine Sucre en parejas Su hermana y su novio, yo  y Chela, butacas diferentes
Ellos se despachaban  en besuqueos y relamidas pero yo nada Apenas le puse mi brazo en su hombro
Mi timides era elocuente y patética Solamente le hablaba y le hablaba
Seria que, sinceramente, querría hacerla mi esposa y había tiempo de sobra para  prolegómenos de amor, era mi consuelo
 Sin duda, había tiempo de sobra mientras la fogosidad aumentara
Pero no pensé que un día desapareció de mi  vida No nos despedimos Tal ves pensó volver pronto
Su mamá se puso grave en el Cuzco y su hermana se la llevó urgente y no volví a saber mas de ellas
Hasta cuando dejé la tienda y un día me encontré con la señora María en el puesto de verduras de su cuñado.
No sé porque tengo que estar recordando estas cosas pero no puedo evitarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario