Aquella joven madre desde el cerro nº 156 el cono este
venía a la plaza Manco Capac algunas mañanas de la semana a prostituirse
Pero aquel vienes por la mañana su centro de trabajo, las bancas de la plaza donde se sentaba
esperando a sus clientes se le acercaran
y trataran el precio y, aceptado , ella iba adelante y el cliente tres metros atrás –para que no sospeche la policía,
preveía ella-y le llevaba a uno de los hoteles de mala muerte que hay alrededor
a la plaza; pero aquel viernes a eso
de las once, debía realizarse una
actuación cívica por lo que estaba siendo acordonado por policías municipales
No tuvo más remedio la joven madre que pararse en las esquinas
del cruce de las avenidas disimulando esperar algún bus pero atenta a cualquier flirt
Cuando bajaba las escalera del hotelucho después de atender
a uno de sus clientes se paró delante de
ella un school-bus amarillo y comenzaron
a bajar rápidamente estudiantes con el uniforme único, entre los primeros, su hijo
de diez años que se dio de cara con ella por lo que corrió a darle un abrazo La madre, habiendo podido optar otra postura pero el remordimiento de
conciencia le dejó paralizada aunado la
mirada de sus compañeros de su hijo y tutoras se le obnubiló la mente, le dobló
las piernas y se hincó a la altura de él y comenzó a balbucear y convulsionar El niño
no entendía y llamó a su profesora que
al punto comprendió por la vestimenta encendida y pintura exagerada en los
labios de la madre la triste historia, moviendo levemente la cabeza Aun así, le auxilió con agua de azahar y
alcohol de un botica cercana y la joven
madre acalambrada de dolor interior en
su balbuceo pedía perdón y se le oía: ¡
ya no más … ya no!
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