Aquel
anciano llegó de Caballococha al hospital Neoplásticas de Lima trayendo a su
niño de un cáncer grave en la boca
Aquel
anciano no conoce a nadie en Lima
No
tiene dinero para curarlo, tampoco para
su alojamiento, vive en el hospital.
Alquila
una ducha por un sol, lava sus prendas íntimas y lo tiende en el rosal del
jardín del mismo hospital.
Quiere llevarlo a su hijo (desahuciado por el
hospital) de vuelta pero no le permiten
Las
aerolíneas –único medio posible para trasladarlo a Caballococha, extremo del oriente
peruano- no aceptan trasladar en estado terminal, le advierten.
El
hospital espera que se muera.
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