El viejo barbado
le dice a un amigo cariacontecido
por ser despedido recientemente de su trabajo:
-¿Quisieras un billete de cincuenta?
Miguel, como se llamaba el aludido, sorprendido dijo:
-¡Quién no lo querría!
Luego, el viejo barbado, arrugó el billete haciendo
una pelotita, y renovó la pregunta:
- ¿Lo querrías ahora?
Miguel reparó:
-No sé qué pretendes pero sigue siendo un billete de
cincuenta
Entonces, el viejo barbado restregó el billete en el suelo con el pie y,
luego, levantándolo hizo la misma pregunta:
-¿Lo sigues queriendo?
Miguel, un poco
molesto endureciendo la voz dijo:
-No se lo que
pretendes Sigue siendo un billete de cincuenta Conserva su valor
-Lo que quiero decirte, dijo por fin el viejo barbado,
aunque la vida te arrugue o pisotee sigues siendo tan valioso como siempre.
No te deprimas ¡Conservas todo tu valor!
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