¿Qué deseas? Ver la luz. ¿Estás dispuesto a jurar? Y
lo sometían a una serie de pruebas, como beber
la sangre de un traidor que acababan de matar: dispararse a la sien con una pistola para experimentar
el propio sentido de la obediencia, y paparruchas semejantes, que evocaban
rituales masónicos de ínfimo rango, hasta que el viajero decide cortar por lo
sano y dirigirse altanero a la congregación, aclarando que conocía todos sus ritos
y trucos y que, por lo tanto, les exhortó dejaran de hacer teatro, porque él
era algo más que todos ellos, era el jefe por derecho divino de aquella
congregación masónica universal.
Y llamaba para ponerlo bajo su dominio, a los miembros
de las logias masónicas de Estocolmo, de Londres, de Nueva york, de Zúrich, de Madrid, de Varsovia, y de
diferentes países asiáticos, todos ellos congregados en el Monte del Trueno.
¿Por qué estaban reunidos allí los masones de todo el
mundo? El Desconocido ahora lo explicaba: pedía la mano de hierro, la espada de
fuego, y las balanzas de diamante para echar al Impuro de la tierra, es decir,
envilecer y destruir a los dos grandes enemigos de la humanidad, el Trono y el Altar… Los pueblos forman un inmensa falange que marcha sin cesar hacia
la luz, y Francia estaba en la vanguardia de esa falange…En Francia todavía
reinaba un rey viejo (Luis XV) y corrupto, a quien le aguardaban pocos años de
vida. Aunque uno de los congregados intentaba hacer notar que el rostro de sus
dos jóvenes sucesores (el futuro Luis XV y su mujer María Antonieta) revelaba
una índole buena y caritativa, el Desconocido recordaba que no había que
cuidarse de la humana piedad cuando se trataba
de hacer avanzar la antorcha del progreso.
En el término de 20 años la monarquía francesa había
de ser borrada de la faz de la tierra.
(Alejandro
Dumas de su libro José Bálsamo que, para los lectores de Dumas era el Desconocido)
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