domingo, 29 de junio de 2014

Monte de trueno


 
Escena: Monte del trueno. En la orilla izquierda del Rhin, a pocas leguas de Worms, empiezan a elevarse las primeras cordilleras de una serie de lúgubres montañas, la silla del Rey, la roca de los Halcones, la cresta de la Serpiente, y la más elevada de todas, el monte del Trueno. El día 6 de mayo de 1770, en el momento en que se ocultaba el sol tras la aguja de la catedral de Estrasburgo, dividiéndolo casi en dos hemisferios de fuego, un Desconocido que venia de Maguncia, al subir las laderas de esa montaña, en cierto momento abandona su caballo y le capturan uno seres enmascarados que, tras haberlo vendado, lo llevan mas allá del bosque a un claro donde los esperaba trescientos fantasmas envueltos en sudarios y armados con espadas de dos filos, los cuales inmediatamente lo sometían a un prolongado interrogatorio.

¿Qué deseas? Ver la luz. ¿Estás dispuesto a jurar? Y lo sometían a una serie de pruebas, como beber  la sangre de un traidor que acababan de matar: dispararse  a la sien con una pistola para experimentar el propio sentido de la obediencia, y paparruchas semejantes, que evocaban rituales masónicos de ínfimo rango, hasta que el viajero decide cortar por lo sano y dirigirse altanero a la congregación, aclarando que conocía todos sus ritos y trucos y que, por lo tanto, les exhortó dejaran de hacer teatro, porque él era algo más que todos ellos, era el jefe por derecho divino de aquella congregación masónica universal.

Y llamaba para ponerlo bajo su dominio, a los miembros de las logias masónicas de Estocolmo, de Londres, de Nueva york,  de Zúrich, de Madrid, de Varsovia, y de diferentes países asiáticos, todos ellos congregados en el Monte del Trueno.

¿Por qué estaban reunidos allí los masones de todo el mundo? El Desconocido ahora lo explicaba: pedía la mano de hierro, la espada de fuego, y las balanzas de diamante para echar al Impuro de la tierra, es decir, envilecer y destruir a los dos grandes enemigos de la humanidad, el Trono y el Altar… Los pueblos forman un inmensa falange que marcha sin cesar hacia la luz, y Francia estaba en la vanguardia de esa falange…En Francia todavía reinaba un rey viejo (Luis XV) y corrupto, a quien le aguardaban pocos años de vida. Aunque uno de los congregados intentaba hacer notar que el rostro de sus dos jóvenes sucesores (el futuro Luis XV y su mujer María Antonieta) revelaba una índole buena y caritativa, el Desconocido recordaba que no había que cuidarse de la humana piedad  cuando se trataba de hacer avanzar la antorcha del progreso.

En el término de 20 años la monarquía francesa había de ser borrada de la faz de la tierra.

 (Alejandro Dumas de su libro José Bálsamo que, para los lectores de Dumas  era el Desconocido)

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