miércoles, 11 de junio de 2014

El sueño


 
(Nadie entra a mi cuarto, solo tiene  visa mi madre , aunque no le he dicho que escribo pero parece que se da cuenta. Hoy encontré una hoja desglosada de un periódico con un cuento que ella ¿Quién mas? lo ha  puesto entre páginas de mi cuaderno de cabecera. He aquí el cuento:)

 

¡Estas pulgas  que no se acaban! Las sigo matando desde hace casi una hora. Debe ser más de la una de la tarde, veo gente que entra y sale de los restaurantes. Lo ven a Ringo y le sonríen. Se apiadan de él. Nos dejan monedas, un poco de comida que les ha sobrado. Algunos, incluso, compran para él.

Yo lo tengo en mis brazos y duerme mucho. Apenas se levantó para orinar y defecar. Yo duermo por ratos. A veces no me doy cuenta y es Ringo quien me despierta.

La policía municipal, esta vez, no ha pasado. Nadie nos ha molestado o botado, pero, estamos muy sucios. Desde más de una semana  no he regresado al callejón de Barrios Altos donde me lavaba la cara y el cabello. Las señoras ya no me dejan entrar para usar el lavabo. Lo  que es raro es que las pulgas  de Ringo no me piquen, o quizás lo hacen y no siento nada.

Calculo que yo estoy por los 35 años. Mi nombre es Ricardo. Desde casi 8 años que estoy vagando pro las calles. Yo tenia  piel blanca, ahora estoy como broceado por el sol, un bronceado eterno, oscuro.

El dolor que me produce el estómago me adormece, siento que me trasporta a otra dimensión…es sueño. Despierto luego y el dolor pasa. Cada vez duele más… cada vez duermo más.

Cuando murió mi madre dejé todo. Sin padre ni hermano, quedé solo. Abandoné mi trabajo, a mi novia, también mi casa, me fui de viaje para olvidar.

Más de un año dejé abandonado todo. La casa familiar; las cuentas de los servicios; las cuenta de ahorros; los amigos. Desaparecí por completo. Llegué hasta Brasil. Por Manaos me quedé sin dinero y andaba mendigando. La policía me dejó en la frontera con el Perú. Llegué hasta Iquitos y no se cómo, pero regresé a Lima.

Estoy seguro que mi ex novia  y mis amigos me buscaron pero estoy irreconocible. Quizás mis huellas  dactilares son las mismas pero ¿para que las necesito?

Tengo corte en los brazos, las piernas. Me he roto varias veces la cabeza, cojeo de un pie porque una vez  me atropellaron.. ¡Dios! ¿Cómo es que sigo vivo?.. Antes leía mucho, conversaba con muchas personas, representaba a mi empresa, impartía charlas a estudiantes. ¿Qué pasó? Cuando mamá faltó, mi vida sufrió un revés, un resquebrajamiento, una explosión interna.

Veo niños caminando de la mano de sus padres, hombres que abrazan a sus novias, esposas. Personas que conversan y ríen, que retornan a sus oficinas. ¿Qué pensara de m? Me da como ganas de vomitar, apenas escupo un poco. Hay sangre. Ringo despierta y me mira. Me empieza a lamer. Ayer en la noche tuve muchas diarreas. Como estaba oscuro no veía pero, debió haber sido sangre lo que brotaba de mi cuerpo. Estoy sintiéndome débil, me quiero parar y no puedo, vuelvo a caer con Ringo. Otras veces he percibido algo similar pero, en menor grado, ahora es diferente, es peor. Te quiero mucho Ringo, como a mi familia, eres mi única familia.

 Es una calle muy transitada por vehículos, pasan a mucha velocidad. Veo uno que viene raudo, saco fuerzas y  lo aviento a las llantas, un solo grito. Otro auto también pasa sobre su cuerpo. Emito un gemido que no puedo oírlo, mis lagrimas me recorren las mejillas, no veo, tanteo con las manos, mis uñas se clavan en el cemento, siento que se quiebran. Me dejo caer sobre la acera, me vuelve el dolor al estómago y entro en un sueño… un sueño eterno.

(Marco Antonio Donayre  Zarate/El Dominical de El Comercio/Un cuento de 600 Palabras)

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