miércoles, 25 de junio de 2014

La mente delincuente /la tienda


Cuando mi tienda estaba casi extinguiéndose fui al banco  a  solicitar un préstamo, casi improbable por mis últimos ejercicios en rojo pero de todas maneras hacia el intento. Había mucha gente parada  y los asientos ocupados, me recosté a la pared contigua a la puerta, crucé brazos esperando el numeró  en la pantalla que concuerde con mi ticket para ir a plataforma. De repente entró  una pareja, supongo marido y mujer, y además un cambista callejero de dólares  que cotizaba la compra  centavos más que el banco (casi un punto) que  la pareja les urgía seguramente  vender sus dólares 
Manteniendo cierta reserva se apostaron sobre un taburete de cristal y el cambista puso sobre la mesilla tres rumas y medio de moneda nacional.
Mientras el marido los contaba, discreto, la señora abrió su neceser y sacaba solo unos cuantos fajos, creo,  diez mil dólares para dar al muchacho  cambista que   diestro lo contaba y lo guardaba y luego de un par de minutos éste esperó la conformidad de la pareja.
 Los ojos  me brillaron de codicia y rogaba  (Lo que es la necesidad…) que en la operación alguno de los dos descuidara y olvidara un fajo ¿Le avisaría a la señora que se olvidó un paquete? Sin duda que no Pero viendo improbable que ello sucediera por los curiosos  entonces (mi mente seguía obsesionándose)  Quería que en ese momento entrara los roba bancos y de la impresión la señora se desmayara  y yo tomara su neceser pero ,también, era improbable: tendría que desmayarse   también  el marido,  y es imposible que  me aproveche del ladrón de banco armado que por el riesgo que  toma  le robe lo que es suyo
Yo quería dejar de pensar estupideces pero la mente seguía elaborando varios discuerdos más a pesar que la pareja ya se había ido.

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