Uno
Buscar un departamento ¡Voy a buscar un departamento!
Para nosotros, los
dos, ¡vaya! hace mucho tiempo no lo hacía
Mejor dicho, nunca.
A mi anterior mujer me tocó acomodarla
en una de las casas que heredé de mi padre y ahí
planté mi ilusión
Buscar un departamento…, ahora para los dos, no lo he
vivido antes.
Ajetreo de jóvenes pero la emoción me destila como a
ellos.
Después me
dirá, ¿Cómo no me has consultado? Me reprenderá
Luego cambiará de tono ¿Está amueblada? Preguntará animosa
-Sí, diré, con jarrones chinos,
piso de parquet, muebles y televisor,
cortina automática, frízer, ducha y una rosa sobre tu
tocador.
Oiré pues complacencia, la sabia y sabida sugerencia de mujer:
¡Falta los
manteles, las copas de vino, el pisa pié de bienvenida!
Dos
Cuando se está flechado la casa humilde de nuestro
amor
nos parece el palacio más endilgado de la corona;
Sus calles pedregosas, aledañas, donde ella ha
caminado…
nos parece Versalles, vista del parque, al fondo, el
palacio.
Tres
¡Perdóname Avellaneda,
perdóname por declararme!
No puedo aguardar. Los años no me quedan para esperar.
Cuatro
A veces quisiera verte, Avellaneda, un poco menos
joven
un poquito esparcida para codearme contigo
en la plaza, en el teatro, donde tengamos que ir
y así evitar miramientos , murmuraciones
¡Es que es tan perfecto tu cuerpo!
Cinco
La ese
bajando tu hombro con mis besos
Me lleva a un declive sinuoso, hermoso
(Y yo que le tenía miedo al abismo)
no temo llegar
a tus crestas lumbares;
Luego un lindo ascenso que no cansa
Mientras, decúbito, oprimes tus labios…
Seis
Verte caminar desnuda por el cuarto,
casi desnuda,
solo la tanga protegiéndote
y oírte preguntar tranquilamente:
¿Qué quiero de desayuno? y, luego,
sugerir donde pasar el resto del domingo porque
en la noche, ¡Eso
sí ,ah! –exhortas-
Tenemos que ir
al recital de piano.
Y, al girar, mueven tus dos maracas divertidamente.
Verte caminar desnuda par el cuarto,
casi desnuda, solo la tanga protegiéndote
me hace pensar, sabias que tenias bonito cuerpo
y como no iba ser: joven ella, llena y lozana
como dura
manzana con remolacha azucarada.
Siete
Parecía
inconcebible cómo el efecto de tu amor
cambiaba las cosas
Aquel parque
que hube pasado, solo, innumerables veces
Ahora
visitándola con ella parecía otro, tener
otro brío
El que tocaba el xilófono parecía alas sus notas y las
sentía hondo
Empozaba mi mano dando de comer a las palomas
Tenia interés descifrar el relieve del atrio de la
iglesia
El farol, los niños, todo parecía digno de prodigar amor
Y era el mismo parque que había cruzado innumerables veces.
(a propósito de la película mexicana La tregua del
autor Mario Benedetti
que trata del amor de un próximo jubilado por su joven
secretaria Avellaneda - adaptado a mi
manera-)
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