martes, 3 de junio de 2014

La tregua


Uno
Buscar un departamento ¡Voy a buscar un departamento!
Para nosotros, los  dos, ¡vaya! hace mucho tiempo no lo hacía
Mejor dicho, nunca.  A mi anterior mujer me tocó acomodarla
en una de las casas que heredé de mi padre y ahí planté mi ilusión
Buscar un departamento…, ahora para los dos, no lo he vivido antes.
Ajetreo de jóvenes pero la emoción me destila como a ellos.
 Después me dirá, ¿Cómo no me has consultado? Me reprenderá
Luego cambiará de tono ¿Está amueblada? Preguntará  animosa
-Sí, diré, con jarrones  chinos,  piso de parquet,  muebles y televisor,
cortina automática, frízer, ducha y una rosa sobre tu tocador.
Oiré pues complacencia, la sabia y sabida  sugerencia de mujer:
 ¡Falta los manteles, las copas de vino, el pisa pié de bienvenida!
Dos
Cuando se está flechado la casa humilde de nuestro amor
nos parece el palacio más endilgado de la corona;
Sus calles pedregosas, aledañas, donde ella ha caminado…
nos parece Versalles, vista del parque, al fondo, el palacio.
Tres
¡Perdóname  Avellaneda, perdóname por declararme!
No puedo aguardar. Los años no me quedan para esperar.
Cuatro
A veces quisiera verte, Avellaneda, un poco menos joven
un poquito esparcida para codearme contigo
en la plaza, en el teatro, donde tengamos que ir
y así evitar miramientos , murmuraciones
¡Es que es tan perfecto tu cuerpo!
Cinco
La ese bajando tu hombro con mis besos
Me lleva a un declive sinuoso, hermoso
(Y yo que le tenía miedo al abismo)
 no temo llegar a tus crestas lumbares;
 Luego  un lindo ascenso que no cansa
Mientras, decúbito, oprimes tus labios…
Seis
Verte caminar desnuda por el cuarto,
casi desnuda,  solo la tanga  protegiéndote
y oírte preguntar tranquilamente:
¿Qué quiero de desayuno? y, luego,
sugerir donde pasar el resto del domingo porque
 en la noche, ¡Eso sí ,ah! –exhortas-
 Tenemos que ir al recital de piano.
Y, al girar, mueven tus dos maracas divertidamente.
Verte caminar desnuda par el cuarto,
casi desnuda, solo la tanga protegiéndote
me hace pensar, sabias que tenias  bonito cuerpo
y como no iba ser: joven ella, llena y lozana
como  dura manzana con remolacha azucarada.
Siete
 Parecía inconcebible cómo el efecto de tu amor  cambiaba las cosas
 Aquel parque que hube pasado, solo, innumerables veces
 Ahora visitándola  con ella parecía otro, tener otro brío
El que tocaba el xilófono parecía alas sus notas y las sentía hondo
Empozaba mi mano dando de comer a las palomas
Tenia interés descifrar el relieve del atrio de la iglesia
El farol, los niños,  todo parecía digno de prodigar amor
Y era el mismo parque que había cruzado innumerables veces.

(a propósito de la película mexicana La tregua del autor Mario Benedetti

que trata del amor de un próximo jubilado por su joven secretaria Avellaneda  - adaptado a mi manera-)

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